miércoles, 28 de febrero de 2007

Han odiado alguna vez al espejo?

Últimamente aparecer frente al espejo se ha transformado en una experiencia contradictoria y compleja. Advierto de antemano que esto no tiene que ver con si estoy gorda, fofa, fea o ese tipo de conflictos internos, sino que con ideas más profundas.

Algunas mañanas despierto convencida de que tendré un buen día, en que me miro al espejo y tengo mirada de buen día y otros en los que la niña del espejo parece recomendar volver a la cama y saltarse el día por comenzar. Pero junto con esas advertencias aparecen ideas que marcan el día. Por ejemplo, la niña del espejo puede alentarte a hacer ejercicio, para verte y sentirte mejor, o tal vez te aconseja dejar de comer eso que sabes te hace mal y así un sinnúmero de mensajes.

En torno a estas ideas me he encontrado conflictuada estas últimas mañanas, ya que la chica en el reflejo dialoga conmigo de temas que quizás quisiera olvidar. Inevitablemente el tema más recurrente es el aspecto físico, donde ella insiste en que debería adelgazar, hacer ejercicio y preocuparme más de mi. Este tema da para un texto aparte y es definitivamente lo que más me complica en la vida. Pero aparte de dichas cuestionantes pregunta sobre temas como que harás para conseguir dinero este año, cuándo piensas irte de la casa, qué pasará este año con los estudios y qué quieres para ser feliz...porque más de alguna mañana no aparezco frente al espejo con buena cara, obvio.

Es por eso que muchas veces querría no mirarme al espejo, pasar por el baño sin saber quien soy y que cuerpo me mueve y así pasar por la vida con esa energía que aportan los momentos y no mis ideas. Debí ser Mafalda en mi otra vida, porque muchas veces clamo por parar el mundo para bajarme y dejar de pensar. En realidad, más que dejar de pensar, me gustaría sentir satisfacción por lo que soy y lo que tengo y así caminar con tranquilidad por un día de mi vida. Pero, lamentablemente soy una chica que no apaga su cpu jamás, así que estoy constantemente siendo bombardeada por ideas propias como provenientes de la brillante superficie refleja.

De todos modos mi vida no se transforma en sólo debates internos y conflictos con mi apariencia, sino que termino en un diálogo con misma en el que muchas veces las conclusiones se transforman en nuevos problemas y otras tantas oportunidades terminó actuando frente a mi vida y modificando conductas o creando otras para terminar el día más satisfecha.

Si me preguntan a mi yo tendría una varita mágica para arreglar ciertos asuntos y dejar de calentarme el mate, o simplemente me ganaría un premio suculento en algún juego de azar y utilizaría el dinero para conseguir ciertas cosas que me facilitarían la existencia. Pero ambas cosas son algo complejas.

Por eso los invito a conversar con el espejo, pero no se dejen atrapar por las ofertas que hace vuestro reflejo, sino que utilicen el debate para avanzar y ser más felices...a ver si alguien me da alguna receta para callar a la chica del reflejo o para sobrellevar mis incontables defectos.


domingo, 25 de febrero de 2007

Inicio

Por culpa de Ambar me encuentro escribiendo. O quizás, gracias a ella. La cuestión es que reinicio mi vida de bloguista o como le quieran decir y nuevamente molestaré al mundo pidiendo lean algunas de mis ideas.

En este reinicio pienso en miles de temas para desarrollar mis ideas, pero creo que seré sencilla y breve, simplemente porque pretendo esto sea un plato de entrada a lo que vendrá.

¿Se han encontrado en una situación en que se preguntan cómo se deben decir las cosas? O tal vez han sentido que es mejor callar, aunque las palabras se te atoren en la garganta y no te dejen pensar en paz. Otra alternativa es que simplemente digan las cosas y lueg se muerdan la lengua con el afán de cortarse las ideas y borrar lo dicho porque metieron las patas.

Para mi las cosas son relativamente sencillas en este ámbito, porque creo que siempre es mejor decir que se piensa o siente antes de acumular rabia, pena, miedo o cualquier cosa que a largo plazo se tranforme en una bomba atómica con efectos irreparables. Pero puede ocurrir que a nuestro interlocutor no le parezca que esta sea la forma correcta de manejar las cosas y es ahí cuando se genera el conflicto. ¿Cómo digo sin meter las patas? ¿digo algo o mejor me callo? ¿es tan importante el asunto o lo dejo pasar para otra oportunidad?

Y en ese dilema parecemos perder el aliento, creemos ver que los problemas son más grandes de lo que podemos enfrentar y dudamos de nuestra capacidad de mantener relaciones humanas. También ocurre que nos hacemos los weones y seguimos. A mi parecer esto no es bueno, de una forma u otra queda el episodio guardado y terminaremos en algún momento enojándonos por el asunto...o puede ser que la vida arregle todo.

En el fondo, lo que quiero decirles en esta oportunidad es que no se guarden las cosas, pero siempre piensen que hay alguien quien escucha sus palabras y hay que saber decir para que se nos pueda entener y escuchar.

Al parecer, no es tan fácil conversar y la comunicación es una ciencia que nunca se termina de aprender, ya que depende de miles de factores, sobre todo de cada persona y sus diferencias.

Así que, a meditar antes de hablar y a hablar y luego meditar.

Saludos a todos y ya nos vemos.