lunes, 14 de noviembre de 2011

Focalizando

Algo que he aprendido en estos meses es que las mujeres somos especialistas en vivir una vida dispersa pero bajo control. ¿Cómo eso? Como la mayoría de las mujeres es capaz de subir la escalera y mascar chicle, vivimos haciendo y pensando miles de cosas a la vez sin perder el control de nuestro día a día. Por lo menos no de forma excesiva.

Por esta misma dinámica es que -no todas, pero si varias- no terminamos todo lo que empezamos y permanecemos en un estado de búsqueda constante de horizontes y metas. También puede ser que las mujeres de las que me he rodeado el último tiempo estén viviendo procesos similares a los míos, o que la edad misma nos empuje a buscar una "definición" de nosotras mismas...no quiero generalizar.

Ahora bien, siguiendo la idea de la dispersión controlada, creo que para mí ha llegado el tiempo de la focalización. ¿Qué quiero decir con esto? Yo no puedo abandonar mi naturaleza multioperacional que me tiene en varias cosas a la vez, pero estoy tratando de focalizar mis esfuerzos en metas puntuales, idealmente de una a la vez, para lograr cumplirlas.

Sé que durante este año, y en otros post anteriores en este mismo blog, me he replanteado el camino más veces de las que la sanidad mental recomienda, pero -como bien saben mis lectoras habituales- este ha sido un año de búsqueda constante...donde aún no defino nada.

De partida, decidí que tengo que partir focalizando en mí. Y no es una idea novedosa ni menos propia, pero después de leer un par de capítulo de un libro clasificable como de autoayuda - sí, estoy leyendo un libro de autoayuda...así de mal -, entendí que debo poner las primeras metas focalizadas en mi persona.

Entonces, ¿qué no me gusta de mí, qué quiero cambiar o mejorar? Con mi carácter he trabajado todo el año y, sin duda, el trabajo más fuerte comenzará cuando me enfrente a una nueva relación, después de todo ese es el ítem especialmente dañado. Pero he dejado otras cosas de lado.

Foco 1, entonces, mi físico. Esto implica varias cosas, como ir al doc a solucionar algunos temas dejados atrás por flojera o por no ser urgentes, o comenzar a ir al gimnasio. Intentaré sacar la fuerza de voluntad que no tengo para salir airosa de este foco.

Foco 2...no sé como definirlo, la verdad, pero trataré de explicarlo. No puedo seguir pegada en el pasado, lamentándome por lo que perdí, aunque la pena me carcoma por dentro. Tampoco puedo perder tiempo y energía en situaciones que sé no valen la pena, pese a lo que sienta. La verdad es que necesito que la contraparte, sea cual sea el escenario, se esfuerce junto conmigo, porque no estoy en condiciones de hacer sola la pega ni quiero volver a esa dinámica.

Sí, es una mirada algo fría de la situación, pero debo controlar mi excesiva emocionalidad, y un poco de frialdad a alguien tan impulsiva y apasionada como yo, no le viene nada de mal.

Foco 3, proyectos 2012. Aquí, por ahora, están las vacaciones y la compra de mi propio departamento. La primera es bastante más próxima y fácil de trabajar, pero no deja de tener dificultades. Coordinar con la familia, buscar compañer@ de viaje, presupuestos, entre otros, son asuntos a definir. Y el segundo…bueno, tendré que definir otros asuntos antes de llegar a la concreción.

Foco 4, estudios. Necesito aclarar hacia donde quiero guiar mi carrera para estudiar. Hace mucho que tengo ganas de regresar a la sala de clases, pero si no defino que quiero, difícilmente puedo regresar.

Y eso es todo. Obviamente, los Focos 1 y 2 tienen prioridad por ahora. El Foco 3, en tanto, será algo a trabajar sin presiones, sin demasiada planificación; usaré este ítem para trabajar en mi obsesión planificadora. Finalmente, el Foco 4 traerá trabajo para el próximo año, ya regresando de las vacaciones.

Así, después de varios días en crisis, con ataques de llanto, actitudes infantiles, mensajes quinceañeros y pataletas con amigas, tengo que respirar profundo y buscar la calma, el equilibrio.

Espero que mi entorno me ayude en esto, porque necesitaré ánimo. Será necesario que me reafirmen los pasos correctos y me señalen los errados, que me tengan paciencia...a ratos hasta yo me olvido de mi "convalecencia" y me comporto como si estuviera sanita...y no po, no es así.

…Si pudiera pedir un deseo ahora, además de exigir de vuelta mi bolsa de polvitos mágicos, quisiera que las cosas, de una vez por todas, salieran bien...o por lo menos sin peros.

lunes, 31 de octubre de 2011

Mi manía de pensar demasiado

Los últimos acontecimientos en mi vida, que no digamos han sido demasiados, me hicieron notar los cambios en mi forma de ser de estos últimos meses.
Aunque ahora creo que hace unos 12 meses atrás estas actitudes fueron errores, hoy me cuesta no actuar con la espontaneidad e impulsividad de antaño. Al ser quien siempre posibilitaba los pasos, la que daba pie al diálogo, la que se comía la bronca para ver si se podía seguir; terminé por forzar los hechos y perdí la honestidad del actuar de los otros. No quiere decir, necesariamente, que me hayan mentido, pero uno actúa distinto cuando se le facilita el escenario.
Entonces, ahora estoy buscando que el esfuerzo sea más compartido en mis relaciones humanas. Y en el plano general ha funcionado, en el amistoso creo que las cosas ya eran así hace un tiempo...pero en el plano "amoroso" -por ponerle un título- no logro fluir con la misma naturalidad. Quizás, como decía una buena amiga hace unos días atrás, los sufrimientos no hacen más fríos y terminamos por pensar más que sentir.
Así es que estoy ahogada. Quisiera decir muchas cosas, especialmente a un par de personas, pero no me termino de animar porque quisiera ver como reaccionan en frío, sin "ayuda". Uno de ellos sé que seguirá guardando la distancia y terminará por diluirse de mis recuerdos hasta ser simplemente una silueta dulce del pasado. Seguramente es mejor que sea así, pero a ratos me gustaría verlo, escucharlo, conversar...compartir un capuccino -o un café helado, considerando la estación del año- y aclarar lo que nos pasó. Pero el pánico que me provoca enfrentarlo me mantiene en mi lugar, en silencio.
Con la otra persona, creo que si no me estuviese autoprovocando esta situación de ahogo al guardar silencio, las cosas serían más fáciles. En este caso hay menos sentimientos involucrados y el problema pasa por tratar de obtener actitudes espontáneas y naturales de su parte. Pero en ese esfuerzo, en esa postura de no hacerle las cosas tan sencillas, he comenzado a notar como me atraganto y se ha hecho patente el cambio en mi.
Hace varios meses escribí sobre el duelo que estaba haciendo por la muerte de esa mujer inocente, romántica y casi infantil que era, pero aún no tenía noción de que mujer sería la que nacería de entre esas cenizas.
Pese al dolor y las pruebas enfrentadas, creo no haber cambiado tanto. Comencé a vivir algunas experiencias que no tuve oportunidad antes, por ser demasiado niña, luego por estar mucho tiempo emparejada; también dejé atrás algunos prejuicios, pero en esencia renació la misma persona, con más experiencia. Pero uno de los cambios más notorios fue el autocontrol para no forzar los escenarios, guardar silencio en espera de que la contraparte hable primero, darme espacio para pensar ants de actuar, darle una segunda mirada a las cosas antes de tomar una decisión. Y así, en frío, suena sumamente positivo el cambio, un paso de madurez importante. Pero no es tan sencillo en la práctica, porque cuando hay emociones, sentimientos, sensaciones de por medio, el autocontrol es complicado, el guionista interno comienza a trabajar como si lo estuviesen presionando y entre el guardarse las cosas y tratar de controlar las ideas uno termina así, cómo yo, escribiendo incoherentemente en un blog para tratar de ordenar las ideas y autoconvencerme de que esto es lo mejor.
Pero como mi manía favorita es pensar demasiado, me cuesta aún acostumbrarme a este nuevo escenario autoimpuesto en pos de mejorar...crecer...
Y en este punto es cuando quisiera que las cosas fueran más fáciles, que estar sola doliera menos, que conocer a alguien fuera más fácil, que decirles las cosas fuera sencillo y que las consecuencias de mis actos fueran menos complejas...o que yo me pudiera tomar todo con más calma.
Ahora, como saben bien, mi querida cabecita no me facilita las cosas y los sueños, tan importantes en mi cotidianidad, siempre terminan por revolverme las ideas.
Como dije en un post anterior, estoy tratando de focalizarme en que los dos meses que quedan para terminar el año sean una preparación física y mental para una nueva vida, para cerrar el paréntesis que significó este 2011 y que el 2012 sea una nueva oportunidad. ¿Alguna idea para no perder el "norte"? ¿Alguna brújula mágica por ahí para encontrar mi norte y no detener el paso?
Solo espero que mi maraña de ideas no se transforme en un obstáculo...

martes, 25 de octubre de 2011

Recordando...

Dejé esta nota el otro día en una nota en mi Facebook, pero creo que es útil que quede aquí, ya que tiene bastante relación con el post anterior...

Ayer hablaba con un amigo de como concebíamos era una pareja...sus características, virtudes esperables y demases, y terminó diciéndome que tenía una visión muy perfecta, pero bonita y dulce, de lo que era una pareja.

Hoy, en un ataque de mamonería, me puse a escuchar canciones tontas para autoflagelarme...=P...y encontré esta letra. Utópico, idealista, demasiado exigente...da igual...esto creí tener, esto quiero conseguir.


Dos Enamorados

Laura Pausini


Una lágrima se va

resbalando a mi garganta,

sí, por tí,

que me dejas sola, ¡oh no!,

Precisamente aquí,

sintiendo tus suspiros

sobre mí y los escalofríos

que me dan

al sentir

un dolor amargo, un beso tierno sobre mí

porque estoy

en el límite del mundo junto a tí

Porque dos enamorados, tú y yo,

no nos tenemos que rendir

ni ahora cuando una mentira

nos roba el sueño y la alegría.

Enamorados nada más,

indivisibles uno en dos,

con nuestras cosas es normal

tú y yo

Esta noche te busqué,

haré el amor contigo,

soñaré, dos corazones y un latido.

Grito a Dios que eres mío,

un instante más y estás llegando sobre mí,

hasta que

se confunden nuestros cuerpos, nuestra piel

Porque a dos enamorados, tú y yo,

nada nos puede separar,

por esa magia que nos guía

entre tus días y mis días.

Enamorados nada más,

inconfundibles uno en dos,

las misma caras es normal,

como un espejo, tú y yo

Solo dos, con las ganas de sentirse juntos,

sí, tú y yo, conjugando al mismo tiempo el verbo amar

Porque dos enamorados tú y yo

se tienen siempre que buscar

y nunca, nunca aprenderán

a separarse nunca más.

La playa solo es de los dos,

la arena nos acompañó,

nadie se puede enamorar

como te quiero y me querrás.

Tú dime solo que estarás

conmigo y nunca cambiarás,

es lo que trato de escuchar.

Somos la misma cosa, sí,

dos con un solo corazón,

te miro y me reflejo en tí.

Sí, indivisible, uno en dos

Tú y yo

enamorados, tú y yo

domingo, 23 de octubre de 2011

A dos meses de...

Hace casi 2 meses que no paso por aquí y la verdad es que no fue descuido ni olvido, sino que no había nada nuevo que decir.
Superé mi estado cuchuflístico y superé septiembre con tranquilidad y alegría, tuve las mejores fiestas patrias de mi vida y comencé a disfrutar con mayor relajo la vida, el cotidiano, el día a día.
Pero este mes iba a ser especial, eso era inevitable. La primera semana de octubre comenzó el problema. El 6 de octubre fue su cumpleaños y pese al silencio y la distancia entre los dos, me cuestioné durante 5 día si debía escribirle un mail para saludarlo o no. Puede sonar tonto, pero después de que me rendí y decidí no buscarlo más, me dije que mi silencio duraría hasta el día de su cumpleaños, momento en que trataría, con las heridas ya sanadas, encontrar las respuestas que me faltaban. Ocurrió que no sané las heridas, que supe que él estaba en pareja, que yo tuve un intento místico de tratar de meterme en otra historia, que me encontré con una Paulina llena de temas pendientes y que trabajar en ellos retrasó el proceso de sanación, aunque lo fortaleció.
Decidí no escribir. Uno de mis mayores errores a lo largo de esos casi 7 años fue el ser siempre quien daba el primer paso, quien guardaba el orgullo y llamaba, quien daba la introducción para la conversa. No, esta vez no sería así, porque si algún día la vida se encargará de reunirnos otra vez las cosas tendrán que ser distintas. Y escribir, aunque sea para dar buenos deseos, era dar pie a que me hablara sin necesariamente haberlo pensado de antemano.
También ocurría que esa semana, se supone, él me buscaría. De dónde saqué esa información, pues muy sencillo, una desafortunada lectura del tarot. Y digo desafortunada no porque quien lo haya hecho tuviese malas intenciones o porque me haya mentido, pero esa supuesta aparición - que no ocurrió - me tuvo inquieta demasiado tiempo.
Después de eso, de los sueños extraños y reiterativos, de los nervios, la jornada de melancolía, los recuerdos de los 7 regalos de cumpleaños que le dí y tantas otras cosas, comencé a cuestionarme.
No sé que quiero, no sé porqué me levanto, no sé para dónde voy. Me falta una motivación, la claridad de una meta, la fuerza de un objetivo por conseguir. Me siento sola. Sé que tengo un montón de amigos increíbles a mi alrededor - más amigas que amigos, debo decir - que se encargan día a día de acompañarme en la cotidianidad y de alegrarme los días, pero no es lo mismo y todos lo sabemos.
Hace unos días hablaba con un amigo, uno de esos grandes amigos, sobre lo que era una pareja y a su juicio yo tenía una imagen demasiado idílica y perfecta de ese personaje. Ocurre que durante bastante tiempo tuve lo que me gustaría volver a conseguir...o por lo menos eso creía. Una persona que sea tu partner, que te entienda y que cuando no lo hace te banque; que confíe en ti al máximo y te permita confiar en él; que planifique contigo, que comparta el tiempo juntos y el distanciados, que sea capaz de vivir contigo en el más amplio sentido de la palabra; alguien que sueñe contigo y que los sueños que no comparte te los cuente para que juntos busquen los espacios para cumplir esos anhelos individuales; que te ame y que, por lo mismo, sea capaz de decirte lo que le molesta de ti; una persona que quiera estar contigo, sin importar cuanto va a durar o lo que en el futuro pueda pasar.
Eso necesito...pero eso es algo que tarda un tiempo en descubrirse y que, por lo tanto, no encontraré automáticamente en nadie. Y ahí viene el problema, porque me da "paja" conocer gente - más allá de lo que conocer a alguien en una salida a bailar, se entiende -, me cansa y me aterroriza la idea de comenzar a compartir mi día a día con alguien.
Y en eso estoy cuando un personaje comienza a darme señales contradictorias, vuelve a llamar mi atención y logra enredar un poco más mi mente. ¿Qué hago frene a eso? Aprovecho lo que ya nos conocemos, la buena onda y me "arriesgo" a tantear terreno.
Coqueteo, me confundo, pido consejos a mis amigas, me doy valor y trato de dar señales...¿y qué consigo de regreso? Nada. Miedo - porque de alguna manera está en la misma etapa que yo -, cero claridad, más señales contradictorias y....me agoté ya.
Pero hoy, mientras me duchaba hace unos minutos atrás, después de un rico domingo de flojeo y regaloneo familiar, que quedan dos meses para que se acabe este año maldito.
Dos meses para navidad, dos meses y algo para año nuevo, dos meses para que inicie el año del fin del mundo y tantas cosas más. Para mis vacaciones quedan 3 meses, pero ya llegando enero el ambiente se vuelve festivo, lleno de planes y tiempo libre.
Entonces, ¿vale la pena que me quede pegada esperando señales claras de alguien que no va a arriesgarse por mi?, ¿es inteligente seguir calentándome la cabeza por él, seguir llorando por ese matrimonio que debió ser en una semana pero no será?, ¿servirá de algo tratar de buscar respuestas a mis interrogantes, cuándo aún no sano todas mis heridas? No, a todas las anteriores.
Por eso, decidí que me dedicaré a prepararme para el verano, para el 2012, para cerrar este año de mierda que, cuando mire atrás, será un paréntesis en mi vida.
Espero seguir contando con ustedes, mis fieles lectoras, y mis amigos de siempre. Espero que el camino me vaya dando los anhelos que no tengo y me tenga, de pronto y sin previo aviso, frente a la persona que volverá a compartir la vida conmigo.
Quiero creer que al sacar estas ideas desde dentro de mi, las cosas que espero comenzarán a pasar.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Cuchuflí de lentejas

Aunque la frase me recuerda demasiadas cosas que preferiría no recordar, creo que es una buenísima manera de explicar(me).
Es como "más raro que pescado con hombros", "más raro que huevo con cejas" o ese tipo de frases. Para mi el "más raro que cuchuflí de lentejas" es lejos la mejor frase de rareza. Y así ando yo, soy como un cuchuflí de lentejas con patas.
¿Por qué? Razones hay varias, desde las hormonales (tradicionales para explicar a una mujer y sus estados anímicos), hasta las de salud, pasando por las metafísicas. En cuanto a salud, estoy más piti y aún no tengo mis lentes nuevos, lo que me tiene con mareos constantes. Además, mi guata anda mega extraña, reaccionando mal ante cualquier comida e incluso dosis irrisorias de alcohol.
Las cuestiones hormonales supongo que está de más explicarlas, pero las metafísicas podrían requerir aclaraciones. Para los que leen este espacio y me conocen un poco, saben que yo suelo recordar mis sueños, los que también tiene la cualidad de ser -la mayoría de la veces- bien raros. Últimamente he soñado harto, cosas que no recuerdo, que no quisiera recordar y otras que no entiendo. Lamentablemente mi dormir me hace variar mi ánimo, sobre todo si estuvo plagado de historias nocturnas.
A todo esto hay que sumar mis "misiones espías" que son cada vez menos fructíferas y más tóxicas, al mismo tiempo que no aportan nada a mi día a día.
Y si a la lista anterior le sumamos mi sugestionabilidad tras informaciones esotéricas...la suma es un cuchuflí de lentejas andante mega raro.
Pero, gracias a dios o quién sea, mis ganas de escribir no se frenan, por lo que incluso dejé un texto pendiente por cosas de tiempo...pero ya no tiene razón de ser. ¿De qué versaba el texto en cuestión? Se iba a llamar "esperando nada" y hacía alusión a esa sensación de alerta sin sentido que, a veces, tomamos por sospechas, tincadas, intuición o estados anímicos impulsados por ciertos datos inesperados.
En castellano, desde que supe que el joven regresó a la capital, mi estado de alerta está al máximo y, aunque trato de pasar la información por alto, mi subconsciente se encarga de soñar e impulsarme a actividades de curiosidad innecesarias para mantenerme así, esperando nada. Y no es que me crea Nicole (la cantante) ni nada por el estilo, no! Simplemente estuve así, como en estado de alerta un buen rato.
Pero ahora soy un cuchuflí de lentejas, raro y medio enfermo que no tiene idea cuál es el siguiente paso. ¿Qué hacer? Seguir viviendo y esperar una señal (cualquier señal) para seguir avanzando.

martes, 2 de agosto de 2011

La mujer más idiota del mundo

Todo partió con la melancolía cumpleañera. Qué no iba a ser capaz de organizar mi cumple perfecto sola, que no vendría toda la gente que quería, que hace años que no organizaba yo el asunto y bla,bla,bla. Sí, ataque de infantilismo puro, propio en mi a semanas o días de mi cumple, porque aunque no parezca siempre he tenido complejo de Peter Pan, el problema es que lo sé llevar muy bien.
Después, ese sueño estúpido que me recordó lo feliz que éramos juntos, que no sólo perdí a mi novio, sino que a mi amante, amigo, partner, etc. Pésimo, qué más quieren que les diga.
Y otra vez con que no era capaz de hacer nada sola porque no sabía. Finalmente, como dice mi padre, profecía autocumplida y unas amigas me están ayudando con el asunteque del cumple...definitivamente soy una dependiente de mierda.
¿Algo más? ¡Pero por supuesto, faltaba más!
Como mi sexto sentido, intuición, alma brujística, o como quieran llamarle, no me ha abandonado pese a los años y el camino recorrido, tuve una estúpida corazonada que me hizo revisar su Facebook (público, calma, dejé la psicopatía extrema) y descubrí que se regresa a StgoCity.
[Para los que no estaban informados, un mes y medio después de mandar al carajo nuestra historia, el susodicho encontró pega en otra región del país {bastante lejana} donde no sólo trabajaba sino que también se dedicó a pololear {dato irrelevante, pero doloroso}]
La verdad es que ni siquiera me he detenido a pensar porqué la noticia me provoca tantas sensaciones desagradables, pero el asunto es que apenas lo supe comencé a tener escalofríos, me sudaron las manos, me dolió la guata y todas esas cosas propias de la sorpresa misma. Me descompuse, como digo yo.
Traté de no darle importancia, pero hoy tuve la brillante idea de ver si aún era amigo en Facebook de la que supe era su polola...y ¡paf!, sorpresa, ya no son amigos en la red social famosa.
Sí, fue una actitud estúpida, digno de la mujer más idiota del mundo, pero supongo que mi curiosidad es más fuerte y que, en alguna medida, eso me hace mejor profesional. (¬¬)
La cosa es que se me revolvieron las ideas -como debe notarse en este post- y no sé muy bien que pensar o hacer. No, más que eso, tengo poca claridad sobre lo que siento, porque tengo clarísimo que no debo hacer nada. Las cosas siguen igual esté a una hora o miles de kilómetros de distancia. El punto es que me genera cosas saber que estará más cerca, pero no sé que cosas en particular.
En la tarde le decía a una amiga que por un asunto más bien de ego, me encantaría que me buscara...pero sé que no pasará. Por otro lado, no sé si quiero verlo, si será sano hablar con él, si es que hay algo que hablar en realidad.
Entonces sé que próximamente estará en la misma ciudad que yo, dándome la oportunidad de preguntarle todo lo que quise preguntarle y decirle todo lo que sentí alguna vez...pero demasiado tarde. Quizás ese es todo el problema, este escenario llega desfasado.
Pero pese a todo termina doliendo, me hace patente que estoy sola, me reafirma que quiero una pareja, que no quiero estar sola, que quiero que me conquisten.
Y en ese preciso instante me vuelvo a sentir la mujer más idiota del mundo, porque sigo creyendo en el príncipe azul, porque me encantaría conocer al hombre de mis sueños y espero que las cosas sean como imagino. Sé que estoy equivocada, pero pareciera que el golpe no fue lo suficientemente fuerte como para matar a la niña que llevo dentro.
¿Qué hacer? Por ahora nada. Si hay algo que he aprendido en este proceso es que es mejor dejar que las cosas decanten antes de actuar apresuradamente, presionando los acontecimientos y a los demás.
Supongo que en algún momento tendré un minuto de lucidez, veré la salida con claridad y podré darle paso a lo que vendrá.

martes, 12 de julio de 2011

Nostalgia...o lo que sea

La verdad es que hace días vengo pensando pasar por aquí a depositar algunas ideas, pero se han pasado las horas sin que logre decidir qué y cómo escribir, así que he ido acumulando ideas de forma desordenada en mi cabeza. No sé por donde partir. Quizás, porque no hay un inicio claro.
Como siempre, el guionista interno no ha dejado de trabajar, pero no está causándome mayores problemas. De hecho, hasta logra entretenerme con sus locas ideas, haciendo que imagine escenarios imposibles, permitiéndome disfrutar de mi propia imaginación.
Pero la cuenta regresiva está empezando a pasarme la cuenta. Pese a que el año pasado celebré sola mi cumpleaños y que esa soledad duró más de lo que yo misma imaginé en esos primeros días de agosto, siempre sentí que habría una continuación...supongo que porque aún me quedaban esperanzas y fuerzas para insistir.
Esta vez, miro hacia atrás recordando otros cumpleaños, meses de julio pasados en que yo hacía planes imposibles y él me ayudaba a aterrizarlos; la interminable lista de deseos que manifestaba de las formas más insólitas con tal de inspirarlo a darme un regalo para hacerme saltar de felicidad.
Más de un cumpleaños lo logró...pero recuerdo con especial cariño una hermosa muñeca de porcelana. Se llama Violeta, la muñeca, que era el nombre que quería ponerle a nuestra hipotética hija. Aún me gusta como nombre para una hija futura, pero es raro pensar en ese nombre sin él acompañándome.
Y aunque, podrán apreciar, la nostalgia era alta, el nuevo trabajo y el desafío de buscar departamento para independizarme me estaban salvando de este tipo de cavilaciones...hasta que tuve un sueño el sábado.
Es medio complejo contar el sueño, porque generalmente logro recordar muchos detalles y a medida que los narro logro reconstruirles, así que siempre voy y vuelvo por el relato. Para ahorrarles el enredo, puedo resumir que estábamos juntos, felices, compartiendo un fin de semana juntos, como lo hicimos tantas veces.
Desperté con esa sensación cálida y agradable de una noche bien dormida, con el cuerpo descansado y el alma cálida, hasta que me di cuenta que estaba durmiendo sola y él seguramente figuraba despertando al lado de otra persona. Ahí desperté, en realidad. Y comencé a extrañarlo.
No sólo fue mi novio y me hizo feliz en los aspectos amorosos, digamos, sino que fue un buen partner, un maravilloso amigo, un gran compañero de trabajo en scout...de pronto descubrí que perdí a varias personas fundamentales en mi vida al perderlo a él. Sí, lo sentí patentemente recién 6 meses después. Supongo que la excesiva contención de las amigas ayudó a que pasara desapercibida esta pena.
Y volví a llorar y a dormir mal. Volví a extrañarlo y a sentir ganas de agarrar el teléfono y llamarlo. Nuevamente me pregunté porqué pasó todo lo que pasó. Otra vez sentí como mi corazón se quebraba...aunque algunas amigas encuentren cursi la frase.
Y me siento sola. Sé que tengo grandes amigas, pero no es lo mismo una amiga que una pareja y todas lo sabemos. Y no quiero estar sola.
Pero decidí que esta vez me quiero dejar conquistar, no quiero buscar, quiero dejar que la vida me sorprenda, pese al dolor, quiero sentir la soledad para luego disfrutar y valorar la compañía de alguien.
Supongo que es una decisión inteligente, pero es difícil. Y a ratos, vuelve a doler como ese día.
¿Pero que más se puede hacer cuando no sabes que quieres? Simplemente esperar, moverte por la vida esperando que algo ocurra, tomando decisiones a medida que los sucesos ocurren.
Lo único malo de todo esto, es que he comenzado a desinteresarme por mi famosa celebración...y eso que llevo meses planeándola...supongo que en unos días volverá todo a la normalidad.

viernes, 1 de julio de 2011

Antojo de un capuccino

Pese a que tengo problemas con el frío, el invierno siempre tuvo para mi cosas especiales que lo hacían mágico, romántico, melalcólico.
Cuando era pequeña, tenía unas botas de agua azules de Bubble Gummers que amaba y con las que podía meterme en cualquier posa, eran geniales. En los últimos años de la básica, el invierno era ideal para pijamadas o tardes cocinando con mi mejor amigo, una buena excusa para pasar el tiempo bien acompañada. En la media, adopté la mala costumbre de quedarme a conversar con mi profesor de literatura y en una de esas conversaciones me pegó el gusto por caminar bajo la lluvia...esa sensación de que los pensamientos y malos ratos se los llevaba el agua valían más que el reto de mi mamá al llegar empapada a la casa.
Pero después se transformó en mucho más. Paseos debajo de un solo paraguas camino a un cafecito, una buena conversación acompañada de un buen capuccino y si no estaba lloviendo una caminata haciendo crujir las hojas de los árboles del Parque Forestal.
Tengo antojo de un capuccino bien conversado en el cafecito de Lastarria...pero ya no existe el cafecito ni la compañía. Tengo nostalgia de esas caminatas conversando de superficialidades que terminaban en un análisis profundo del sistema político, económico o social del país y el mundo, y los posibles métodos de solución. Me hace falta sentirme así de amada y acompañada, con proyectos tontos y trascendentales entre manos, construyendo mi futuro y el de alguien más.
Sé que nuestra historia ya no tiene ningún sentido, que nuestros planes en la vida no calzan, que nuestra forma de vivir la vida es incompatible...que ya no te amo y que definitivamente ya no me amas...pero eso no implica que no te extrañe.
Además, el proceso de descubrir mis errores me ha mostrado que hice tantas cosas mal, que definitivamente pude hacer las cosas mejor. Aunque también he visto más errores tuyos y he logrado reafirmar mi decisión racional de dejar de luchar, pero a ratos aún duele, casi como el primer día.
Por todo eso y más tengo antojo de un capuccino. Tengo nostalgia de la vida que tenía. Tengo melancolía de sentirme amada y amar a alguien.
Definitivamente hay personas hechas para disfrutar la soltería -como varias amigas- y otras que como yo pareciera que nacimos para vivir en pareja y que la soltería nos queda incómoda. Peor si después de tantos años olvidaste como conquistar, que ya no es tan fácil conocer gente y que, por supuesto, ya no solo necesitas a un chiquillo guapo. Claro, si es que hablamos de buscar una relación, porque para pasarlo bien daría exactamente lo mismo...
A pesar de todo, tengo antojo de un capuccino.

domingo, 19 de junio de 2011

Un trozito de guión, por el guionista interno

Llevo un poco menos de una semana pensando a toda velocidad a cada segundo del día. El lunes fue un día tranquilo, en casa, donde me dediqué a saborear sensaciones más que a procesar ideas, por lo que en realidad fue un día perdido a nivel de pensamientos. Ah, y ese día lloré un poco, digamos que los acontecimientos de las 24 horas precedentes revolvieron demasiadas cosas en mi.
El martes inicié el día en sesión con la psiquiatra y, hasta ese momento, no había muchos cambios en mis ideas. Fue durante ese día, cuando procesé lo que le dije a la psiquiatra, que mi guionista interno dejó el aletargamiento del fin de semana y empezó a trabajar otra vez. Durante el día, otras conversaciones hicieron que empezara a pensar y sentir y pensar en base a esas sensaciones y...aquí estamos.
He pensado en darle vacaciones a mi guionista interno y a mi pepe grillo, pero la verdad es que son tan trabajólicos como yo y no me han dejado en paz.
Me he cuestiondo mil veces si estoy haciendo lo correcto, si no estoy jugando con mis sentimientos, si no estoy jugando con él y porqué sigo pensando en el otro pese a que me da la sensación de que dejé de estar enamorada hace un tiempo ya.
Pero, lo fundamental, es que he sido muy cobarde e impulsiva, al mismo tiempo. Cobarde porque, pesé a que he entregado más información de la necesaria, no he sido honesta ni con él ni conmigo, porque tengo miedo. E impulsiva porque -como dijo mi querida psiquiatra- tengo un problema con la temporalidad, lo que me hace ser muy controladora y obsesiva, impidiéndome ponerme en el lugar del otro, por lo que presiono las cosas hasta que consigo lo que quiero...aunque el costo sea no obtener la natural respuesta de un otro, lo que termina por agotarme también...sí, enredado, pero eso es.
Quisiera poder leer la mente para tener más información en base a la cual tomar mis decisiones, pero la vida se trata de tomar decisiones a ciegas. El problema es que ya no quiero correr riesgos, porque tengo miedo. Todavía lloro con facilidad cuando recuerdo lo mal que la pasé y cuando me acuerdo lo maravilloso que fue mientras duró, sufro por lo que perdí y al mismo tiempo por lo tonta que fui, llegando al punto de postergarme con tal de no perderlo, olvidando sueños, miedos, mi propio ritmo de vivir para seguir acompañada de alguien que, al final, solo veló por si mismo.
Porque al momento de decidir el tampoco fue empático, simplemente hizo lo que le quedó más cómodo para sufrir lo menos posible, para no escuchar reproches y evitar la culpa. No me dijo muchas cosas durante mucho tiemp y dejó todo atrás cuando juntó el valor suficiente para irse o cuando se aburrió lo suficiente, no lo sé. Supongo que ahora ya da lo mismo.
Pero ahora tengo que ser capaz de dejar que los otros a mi alrededor actúen, para ver con claridad que quieren y en base a esa información, honesta y transparente de los hechos, tomar las mejores decisiones para mi. Pero me cuesta, me cuesta dejar las cosas en manos de otro, porque eso implica confiar y no controlarlo todo...y empieza el guionista interno otra vez a trabajar.
Ya siendo domingo por la madrugada, puedo decir que he sacado muchas conclusiones y, pese a mi impulsividad, he logrado dejar algunas cosas en manos de otros.
Retomé algunas amistades olvidadas en el camino de estar emparejada y ha sido agradable volver a hablar con esas amistades y descubrir que en algunos aspectos no he cambiado tanto y que ellos han crecido.
He vuelto a ser la niñita coqueta de años atrás y me gusta. Eso implica arreglarme y cuidarme más, comenzar a valorar lo que soy, asumir mis defectos y trabajar en ellos, tanto en los físicos como en los del alma. Y me estoy cayendo bien...=P
Me he entregado a sensaciones que veía lejanas, a juegos que no calzan con mi estilo y ha sido sumamente entretenido. Descubrí cosas de mi que no imaginaba, demostrándome que soy más fuerte de lo que me había permitido.
El problema es que para llegar a eso mi guionista interno y pepe grillo me hacen sufrir y cuestionarme bastante, pero supongo que cada uno tiene sus propios demonios que enfrentar.
Ahora queda esperar, ver que ocurre a mi alrededor y tomarme con calma las decisiones ajenas que me involucren. ¿Que qué me gustaría?...mmm...difícil pregunta en realidad, porque no sé que es menos riesgoso, pero supongo que lo más riesgoso podría ser lo más entretenido. Así es que creo que me gustaría ser parte de sus preocupaciones, por lo menos. En cuanto a lo demás, creo que lo no emocional me quita menos el sueño que en otros momentos de la vida.
Buenas noches...o buenos días, como quieran.

lunes, 13 de junio de 2011

Cambio de switch

No, no ha sido fácil, pero estoy haciendo el cambio de switch. ¿Qué significa eso? Que tengo que cambiar muchas cosas para empezar a vivir otra vez y lo estoy logrando...de mejor manera de lo que esperaba.
Lo primero, era dejar de sentir que él era mío, parte fundamental de mi vida y que, por lo tanto, no podía vivir sin él y que él no podía estar con nadie más. Eso ya no va más. Eso no quiere decir que deje de ser posesiva...los últimos acontecimientos me han demostrado que no se me va a quitar tan rápido, pero estoy aprendiendo a desprenderme...incluso de mis amigas y de mi familia. Lamentablemente uno está completamente solo al fin y al cabo, aunque estemos muy bien acompañados.
Otra cosa fundamental es dejar de planificar. Y eso sí que me cuesta...es cuestión de ver como manejo mis finanzas y revisar mi agenda...pero no puedo esperar tener el control de todo y creer que lo que decida hacer, finalmente, ocurrirá. Pasan tantas cosas en el día a día que hacen cambiar las sensaciones, pensamientos, sentimientos que no hay forma de que los planes sigan un curso único y perfecto como nos gustaría.
Y, aunque lo anterior no sea suficiente, tengo que dejar a mi Pepe Grillo en paz para que se vaya de vacaciones y empezar a vivir. No se trata de dejar de pensar antes de actuar, pero si debo dejar de culparme, de juzgarme, para dejar que algunas emociones fluyan...y permitirme descubrir cosas nuevas, equivocarme, buscar en mi a una nueva persona que destaque mis virtudes, que deje atrás mis defectos y así vivir más feliz.
Seguramente hay muchas cosas más que tendré que cambiar o dejar atrás, pero por ahora creo que eso es lo más importante y, pese a todo, me ha costado menos de lo que esperaba descubrirlo, asumirlo y empezar a cambiar.
Sólo espero que el final de este camino termine bien...así como ha empezado.

viernes, 3 de junio de 2011

Recuerdos, sentimientos, rabia y volvemos a empezar

Sé que dije que iba a desprenderme de la rabia...supongo que para eso escribo, para efectivamente poder re iniciar mi vida.
Es horroroso seguir buscando por los rincones de la memoria y de las redes sociales los buenos recuerdos de lo que fuimos juntos. Extraño esa sensación de saberme acompañada, de saber que aunque no estés siempre estás a mi lado. Extraño los besos...sé que muchos querrán leer entre líneas que extraño más que eso y aunque no voy a negar que eso también lo extraño, en realidad lo que más extraño son los besos. Esos dulces, melosos y mágicos momentos en que estábamos solo los dos sobre la tierra.
Pero al mismo tiempo, mientras recuerdo con dulzura todo eso, empiezo a odiarte por no estar, por no haber querdio seguir, por dejarme de querer, por estar con alguien más ahora...por todo lo qu pasó. Y no es que te culpe de todo lo que pasó, no; eres responsable tan solo de tus actos y tus no acciones, al igual que yo...aunque creo que ya más deje de hacer que hice...en fin.
Entonces entiendo que sigo enamorada de un fantasma, de un hombre que estuvo a mi lado, de ese niño-hombre que temblaba junto a mi en el cine antes de esa linda y tonta conversación en que decidimos estar juntos. Pero cuando pienso en el que está en otra ciudad, lejos, en un nuevo trabajo y con una nueva pareja...me da rabia, porque ese es el que se rindió.
Es tonto, lo sé, pero eso es lo que me pasa. Por eso es que, de alguna forma, me siento mejor y solo tengo recaídas cuando mis sentimientos se esmeran en bucear entre los recuerdos.
Y es aquí cundo me pregunto si esta histori terminará algún día, porque -lamentablemente como dice una amiga- no puedo sacar de mi memoria los bellos recuerdos.
Eso es lo peor...al final, en el recuento, tengo tantos recuerdos maravillosos que pareciera que podríamos haber estado juntos para siempre...y ahí empezamos otra vez.
Y eso me pasa ahora. Pareciera que ahora que decidí sacarte de mi para empezar de nuevo, tus recuerdos se esmeran en mantenerte vivo para que no pueda seguir. Tus recuerdos son más persistentes que tú...gracioso.
Pero, de alguna forma, esto sirve para ver que lo que añoro ya no está y, por lo tanto, mi única opción para sentirme así nuevamente es que empiece otra vez y le regale lo que tengo para dar a otra persona...un nuevo príncipe azul.
A ratos me gusta pensar que lees esto, pero sé que no es así. Nunca seguiste mi blog, creo que sentías que era como leer mi diario de vida y solo pasabas por aquí cuando te invitaba. A ratos me gustaría volver a invitarte a leer. No, no es buena idea.

martes, 31 de mayo de 2011

Fase final

Aunque parezca medio tirado de las mechas, me quedan dos meses para que esta crisis mala persona que me ha acosado los últimos cinco meses de mi vida se acabe. Y aunque tengo claro que uno no decide así como así cuando entra o sale de un duelo, yo he elegido una fecha especial para celebrar mi año nuevo (que no tuve, prácticamente) y empezar a vivir mi nueva vida.
¿De dónde sale esta idea? Ocurre que después que expresé mi rabia, intenté ponerme en paz conmigo misma y con el susodicho, lo que trato de hacer cada noche antes de dormirme. No es que ahora solo tenga buenos deseos para él y que en mí solo queden buenos recuerdos, pero digamos que de a poco he dejado salir mi rabia y mi pena para poder empezar un nuevo camino.
Estos cinco meses han sido muy dolorosos, sufridos, agotadores. Han significado una evaluación rigurosa de cada aspecto de mi personalidad, de mi manera de sentir, pensar y querer; me obligaron a revisar cada uno de los siete años que vivimos juntos y ver como nos equivocamos una y otra vez. En estos cinco meses tuve que llorar por perderlo, porque no me amara más, por extrañarlo cada día y por odiarlo al mismo tiempo que lo sigo extrañando.
Sí, definitivamente he crecido y seguramente me queda mucho más que sacar en limpio, pero siento que ahora puedo dedicarme a construir nuevamente, al mismo tiempo que sigo viviendo este duelo que tanto me ha golpeado.
No, no estoy pensando en salir a vivir "la vida loca" como dice una de mis amigas ni buscar a algún chiquillo que me ayude a olvidar, como han propuesto otras. La verdad es que pese a esta tremenda ruptura, todavía creo en que vale la pena buscar o esperar a alguien especial con quien compartir desde esos tontos momentos de la conquista hasta los más profundos momentos de los planes juntos. No me cierro a las posibilidades que me de la vida, pero me gustaría estar sola hasta que llegue alguien con quien construir algo y no simplemente divertirme un tiempo. Aunque no lo crean, todavía soy una romántica empedernida.
¿Qué significa esta decisión entonces? Significa que me dedicaré cada día durante los próximos dos meses a sacarme la pena y la rabia. Si es necesario, escribiré todos los días en este blog, me acostaré pensando cada noche que la rabia se vaya, pediré a Dios o a quién sea que me ayude a encontrar la calma y me dedicaré a mirar el lado amable de las cosas aunque se transforme en un esfuerzo hacerlo.
Quiero tener la posibilidad de disfrutar la vida, sola o acompañada, y dejar de sentir que él me hace falta para ser realmente feliz.
A ratos tengo la loca idea de que, en quien sabe cuanto tiempo más, podremos conversar acompañados de un capuccino o paseando por el Forestal (como en los viejos tiempos) y reconciliarnos con nosotros mismos y con el otro. También he pensado que cuando viaje a Santiago le bajará la loca y querrá cerrar este capítulo. Sé que es insano guardar este tipo de esperanzas, porque no tienen ningún sustento y porque no me ayudan a seguir, pero la mente y el corazón son más traicioneros de lo que yo creía.
Entonces, la noche del 6 de agosto, mientras celebre mi cumpleaños, celebraré mi año nuevo personal y trataré de dejar atrás la pena de estos meses y empezar un nuevo capítulo de mi vida: más madura, más fuerte, más clara y menos cargada de muchos defectos que descubrí en mi.
Es verdad que mi cumpleaños siempre ha tenido una carga especial para mi, es el inicio de un nuevo año de vida y, por ende, siempre lo he considerado una suerte de año nuevo. Pero como el paso del 2010 al 2011 para mi fue bastante amargo, esta vez quiero que el cumpleaños sea mucho más mi año nuevo que otras veces.
Así es que, a 65 días de mi cumpleaños, empiezo la cuenta regresiva y comienzo a dejar atrás la pena, la rabia y el luto que he llevado estos cinco largos meses.

P.S: Quiero hacer una aclaración. Mi post anterior estuvo cargado de insultos y, pese a que soy muy chucheta, trato de no reflejarlo aquí ni menos dirigirlo hacia otros. Sé que ella no tiene la culpa de nada y que, en el fondo, él tampoco es culpable, simplemente decidió cosas que a mi me hicieron daño...me gusta más la palabra responsable. Pero, independiente de eso, no le guardo rencor. De todos modos, creo que es mega normal que en un proceso tan doloroso como este duelo (porque ha sido un duelo, donde lloré la muerte de un nosotros, de él y de quien era yo) en algún momento necesitemos descargar la rabia contra alguien. Esop.

jueves, 26 de mayo de 2011

Tengo rabia

Sí, así de sencillo como dice el título: tengo rabia. Si fuese un poco más profunda, según mis amigas esto se llama "la fase rabia del duelo", pero la verdad es que para mi es un poco más que eso.
Sí, efectivamente entré en la fase rabia del duelo y ya no sé si lo amo tanto como lo detesto. Pero también me pasó algo mientras leía el libro de turno (Come Reza Ama de Elizabeth Gilbert) que me aclaró algunas cosas, pero me dejó nuevamente estancada.

"Richard el Texano me pregunta si voy a pasarme la vida pensando de mí misma lo que pensaba de mí mi ex marido y le contesto que aún no lo tengo muy claro. La verdad es que mi ex me influía mucho y tengo que reconocer que sigo medio esperando que el hombre me perdone, me libere y me deje seguir mi camino tranquilamente.
El granjero irlandés comenta:
-Ponerte a esperr a que ese día llegue no parece una manera muy racional de emplear tu tiempo.
-Gente, ¿que queréis que os diga? -me defiendo-. La culpa es lo mío. Hay otras mujeres que se dedican a la moda, por ejemplo.
La ex monja católica (que debe de ser experta en el tema de la culpa, digo yo) no se traga mis excusas.
-La culpa es el truco que usa tu ego para convencerte de que estás progresando moralmente. No te dejes engañar, querida.
-Lo peor del final de mi matrimonio es que no hubo final -les explico-. Es como una herida abierta que no se cura nunca.
-Si te empeñas, allá tú -me dice Richard-. Si te lo quieres tomar así, no seré yo quien te lo impida.
-Un día de éstos tengo que solucionar este asunto -afirmo-. Lo que no sé es cómo."
(extracto del cuento 60 del libro Come Reza Ama)

Y ese es el punto...¿cómo? No sé si efectivamente me siento culpable como se siente la protagonista, Liz, en el libro. En esa historia ella, de un minuto a otro (bueno, no fue tan así) descubre y decide que no quiere seguir con su matrimonio de 7 años. Eso da para sentir algo de culpa, creo yo.
Pero también siente que necesito un final. Sé que hemos hablado de esto miles de veces y que no hay como tener un final como el que yo quisiera. Eso ya lo entendí. También entendí que mi parte espiritual no es tan profunda como la de Liz, así que no puedo hacer una ceremonia de perdón espiritual mientras medito tendida sobre un tejado mirando las estrellas. ¿Qué me queda? A mi modo de ver, comerme la rabia con palitos chinos...¬¬.
Claro, lo amé tanto que quería conversar, saber qué pasó, decirle que sentía haberle fallado, escuchar que él sentía haberme fallado, y cada uno seguir su camino, triste, pero medianamente feliz.
Ahora, cada vez que lo recuerdo (lo que ocurre más seguido de lo que quisiera), mi primer pensamiento es "éramos tan felices" o "podríamos estar haciendo esto juntos"...y automáticamente después mi diablito interno interviene y me dice "¡es un conchesumadre que se está tirando a una peuca feliz de la vida en Iquique, que se pudra!". Eso me está matando. Después de todo, soy menos mala de lo que pensé (buuuuuu).
¿Qué saco en limpio? Bueno, parece que ya no lo amo, sino que me duele lo que no fuimos, pero ya no lo amor como antes. Pero la fase rabia me va a matar. Como le dije a una amiga antenoche, la mierda me está ahogando por dentro y ya no sé como sacarla.
No pasaré a explicar mis últimos sueños, pero ya ni dormida dejo de tener rabia y pena y más rabia y más pena y todo junto, así que duermo pésimo y amanezco muerta, como si hubiese batallado toda la noche (bueno, en efecto lo hago).
¿Qué sería lo ideal? Mmmm...lo ideal sería poder agarrar un bate y hacer mierda una casa entera, sacarme la rabia y seguir adelante. Sí, eso sería lo ideal, porque creo que verlo puede ser una mala idea. Si fuese un poco más...mmm...yo, por así decirlo, lo ideal sería verlo, conversar, discutir, gritarnos, seguir discutiendo, besarlo y despedirnos para siempre. Sí, así bien melodramático y romántico como nos gustan las historias a los dos. Pero eso no pasará...nunca...no, NUNCA.
Así que aquí me encuentro, escribiendo este post tratando de buscar una solución a mi alcance para esta situación. Pagaría por hacerme un borrado de memoria selectivo y sacarlo de mis recuerdos, pero la verdad es que eso tampoco sería sano.
Y aquí es donde la rabia me carcome. ¿Por qué el tuvo la posibilidad de irse de esta mierda de ciudad, encontrar una buena pega, una maraca que lo quisiera y vivir la vida perfecta en una ciudad con buen clima eterno? ¿Por qué el pudo borrarme, así, de un plumazo y empezar a comerse a otra weona mientras yo sigo llorando por los rincones?...agrrrrrrrrrrr
La verdad es que escribí esto simplemente para tratar de sacarme algo de mierda de adentro y creo que, de alguna forma, resulto, porque estoy entrando a la fase llorar de estos ataques de rabia.
Espero que si alguna de ustedes tiene una idea me la haga saber (idealmente como comentario en este blog o por mail...en facebook lo lee todo el mundo!) y que se banquen mi repentino mal carácter, porque además de toda esta rabia, tengo miles de otros problemas cotidianos que también me sacan de quicio...mal!
Besos
Piu

jueves, 12 de mayo de 2011

Me bajo del columpio A-HO-RA

Quizás suena un poco agresivo el título, incluso pensé poner que me bajaba del mundo, pero en realidad no es eso. Decidí que este capítulo mega depresivo llega hasta aquí. Y punto.
Para los que ya comenzaron a festejar pensando que no tendrían que verme llorando por los rincones nunca más y que se libraban de escuchar mis estúpidos análisis depresivos, se han equivocado. La pena no se me va a quitar de un día para otro y tengo muchos motivos por los que seguir llorando mi pérdida y este proceso maldito de muerte y resurrección. Pero no quiero quedarme en la lógica de "aquí se acabo mi vida" o "nunca más me voy a enamorar", aunque ambas cosas se me hayan pasado por la mente y no haya terminado de convencerme de lo contrario.
Ocurre que tuve una sesión con mi psiquiatra bien desgastante el martes (sí, para los que no sabían voy al psiquiatra y no me da vergüenza ni me siento loca). Ahí analicé los últimos episodios de esta agotadora pena y, definitivamente, lloré lo suficiente como para tener dolor de cabeza todo un día y decidir que era suficiente.
Sigo extrañando al hombre que amé durante estos últimos trascendentales años de mi vida y estoy convencida que tardaré otros tantos años más en lograr sentir lo que sentía con él, porque tardamos años en crear esa complicidad. Siguen doliendo mis errores y los suyos, cuesta ver cómo me equivoqué y lo estúpida que me he comportado. De alguna extraña forma, pese a los defectos y a estar convencida de que no podemos estar juntos, sigo amándolo tanto que aún me rio recordando todo lo bien que la pasábamos juntos.
Pero ya no está y no puedo vivir recordando, llorando, odiando y amando al mismo tiempo por el resto de mis días, porque por diox que es agote para mi y qué decir para los demás.
Le pedí disculpas. Sí, para muchas sonará como una insensatez apoteósica y querrán cachetearme a través de la pantalla, pero le pedí disculpas porque era necesario. Mandé correos amorosos y desagradables sabiendo que no quería recibirlos, lo presioné para que respondiera y lo metí en discusiones cibernéticas desagradables teniendo claro que no quería llegar a eso. Hice algunas maldades innecesarias sólo por joderle la pita, siendo que digo amarlo y aún así trato de (en una medida quizás infantil) hacerle daño.
Por todo eso pedí disculpas y me liberé de parte de la mierda que me carcomía por dentro. No, no respondió, pero era lo mejor que podía pasar, porque un "gracias por disculparte" me habría dado esperanzas y un "deja de escribirme y ándate a la chucha" me habría matado.
Después de eso decidí que habia que parar el escándalo y dedicarme a mi. Tengo mucha pega que hacer, de la trascendental y de la superficial.
La última, que es más entretenida, implica ponerme mega regia porque mi cumple será de disfracez y quiero ser Campanita (Thinke Bell, para las que tuvieron dudas). Puede sonar como algo infantil, pero yo soy igual a esa pequeña hada que se roba la película en Peter Pan: Apasionada, impulsiva, gruñona, vengativa, amorosa cuando quiere y muchas cosas más. Ok, soy más adulta que eso, pero no pueden negar que tengo mucho de esa diminuta mágica.
Bueh, la cosa es que para ser Campanita tengo que estar harto más regia que ahora y eso requiere trabajo. Estoy comiendo mejor, haciendo ejercicio y me entregaré a las manos de expertos para lograrlo (no, sin bisturí de por medio, que miedo!).
Ya en lo trascendental, tengo que enfrentar mis defectos, esos que dañan a otros y los que me dañan a mi y deshecharlos. Tengo que encontrar esa escencia que quien sabe cuando perdí y recuperarla. Tengo que descubrir mis motivaciones para darle sentido al día a día. Tengo que dejar de sufrir para dejar de temer y volver a buscar compañía, porque estar solo es de lo peor que puede pasar en la vida (mi humilde opinión).
Entonces hay mucho que hacer como para seguir simplemente lamentándome y sufriendo. Por eso, decidí bajarme del columpio en que Murphy o quién sabe que otro me subió y decidí tratar de enfrentar esta monumental misión.
Para qué escribir todo esto. Para que vean que, pese a todo lo que lloré no se me ha secado ni el cerebro ni el corazón y que, después de todo, quiero seguir viviendo. Y por qué si comparto las penas, porqué no las alegrías (aunque sean chiquitas).
Espero sigan bancándose a esta tonta llorona en sus vidas y que, obvio, sigan leyendo y comentando.
Por ahora, termino de sacar la mierda que me carcome por dentro para tratar de empezar a avanzar.

lunes, 2 de mayo de 2011

Dejando la carga atrás

No se trata de ya no tener pena. Tampoco es que, de pronto, se haya acabado el amor. Digamos, simplemente, que de pronto vi las cosas de otra forma y, al parecer, tengo ganas de seguir.
Aún no sé como haré para quitarme esta pena, como es que dejará de doler o como será sentir algo por alguien distinto a él; pero siento que ya hice absolutamente todo lo que estaba a mi alcance, incluso olvidándome de lo que yo misma, en mi sano juicio, me habría permitido hacer.
Yo no terminé con esta historia, ni fui la que se negó a conversar. No fui quien huyó de los problemas, tampoco la persona quien no quiso enfrentar al otro que dejó atrás. Yo no tengo rabia (bueno, obvio que hay cosas de esta historia que me dan rabia, pero no le tengo rabia a él), ni me quedé pegada en los detalles de un día en particular, sino que he tratado de mirar la historia en perspectiva y en su conjunto.
Por todo lo anterior es posible que yo tenga tanto dolor y él tanta rabia. A mi me faltó la oportunidad de cerrar el capítulo a mi manera, con una conversación en que nos dijeramos que había pasado.
A él le quedó la rabia atragantada, lo que le ha nublado la vista. Además, tuvo la posibilidad de decidir y huir, no sólo metafóricamente, sino que físicamente, lo que le facilitó poder dar el paso siguiente y entrar en otra relación. Pero sé, porque lo conozco bien, que se preguntará más de alguna vez si hizo bien con mandar todo a la cresta...y es probable que en algún momento en el futuro, en muchos años más, nos encontremos y dude si valió la pena todo lo que hizo.
Ahora bien, independiente de si eso ocurrirá o no, lo importante ahora es que me he sacado cierto peso del pecho. Pese a eso sigue el dolor, la pena, esa suerte de funeral propio en donde trato de dejar atrás lo malo y tomar fuerzas para sacar adelante lo bueno que quede de mi y generar una suerte de nueva Paulina...será difícil, lo sé, porque aún no tengo claro prácticamente nada de lo que quiero para mi, pero en algún momento -espero- tendré la claridad para dar el siguiente paso.
De todos modos, eso sí, persisten las dudas, las miles de preguntas en mi cabeza, las ganas de enfrentarlo y escuchar sus argumentos...pero eso no ocurrirá y trato de sacarme las ilusiones de adentro.
Por ahora, pareciera que la pena me da una tregua y me permite ver con algo de claridad el entorno. Sólo espero que las benditas (o malditas) circunstancias me ayuden para avanza.

miércoles, 27 de abril de 2011

Qué malditos son estos días

Tengo más que claro que aquí están interviniendo mis hormonas y las mañas propias de "esos" días. Esto no quiere decir que se me haya acabado la pena, pero creo que no me sentía tan mal desde hace meses...tantos meses como para que Fampa pudiese regalonearme y quitarme esa desagradable sensación.
Me duele todo, quiero acostarme, tengo ganas de hacer puchero, me gustaría que alguien me abrazara apenas saliera del diario o llegar a dormir abrazada, con sus man os en mi vientre para ver si se me quitaba el dolor.
Además pasan tantas otras cosas que me gustaría compartir con él. Por ejemplo, habrá una convención en mayo en Estación Mapocho para los ñoños de Chile, con stand de los fans club de nuestras series favoritas y charlas, venta de cómics y tanta otra cosa entretenida.
Mientras revisaba el sitio para armar bien la nota el evento me parecía entrete, pero cuando vi las fotos de los fans club y las peleas de yedi y hechiceros morí...sí, soy ñoña y siempre lo he asumido, pero ya no tengo un ñoñito que me acompañe a ñoñear.
Y así, los miles de episodios en que me siento sola se repiten día a día, sin que pueda dejar de sentir ese vacío del que les hablaba el otro día, como que me estoy vaciando por dentro minuto a minuto. ¿Qué pasará cuando ya no me quede nada adentro? ¿Podré volver a llenarme con algo más?
Lo peor es que no sé si retomaría las cosas con él, es como que me duele haber perdido todo porque precisamente sé, en el fondo de mi, que esto ya no puede ser.
He soñado que me llama, que me pregunta para que sigo escribiendo estas cosas, que me ama, pero que de nada sirve si ahora estamos tan lejos. Es como de novela romántica, como de tragedia griega como solemos decir con una amiga.
Supongo que solo me queda seguir recordando, extrañando, hasta que logre hacer algunas cosas sola, otras las deje de hacer o encuentre alguien nuevo que me acompañe o me invite a hacer nuevas actividades. No sé.
Todos creen que esto se va a pasar cuando encuentre a alguien, pero la verdad es que aún no tengo ganas si quiera de "vitrinear", menos de conocer a alguien y entrar en la dinámica de ver si le gustas, ver si te gusta, coquetear...no, no tengo energías para eso.
Como dijo mi psicólogo, la misión es esconderse en la trinchera hasta que cese el fuego y pueda salir. El problema es que a ratos siento que no va a parar nunca esta guerra.
Y mientras escribo llegan más recuerdos a mi y la pena se transforma en un nudo en la garganta que casi no me deja respirar. Supongo que en este momento tú estas dejándote querer por tu nueva "enfermera" en Iquique.
En fin, mejor sigo trabajando para irme pronto.

martes, 26 de abril de 2011

¿Me dediqué a perderte?

También estoy de acuerdo con que el título no es bueno, pero el otro día escuchado el tema de Alejandro Fernández que lleva ese nombre me puse a pensar un poco en ese "concepto".
No, no estoy justificando sus errores, porque cometió mucho y definitivamente no era todo lo que yo busaba (aunque ahora no sé que busco), pero yo seguía enamorada e ilusionada, pensando que todo cada día sería mejor. Al parecer, yo no vi muchas señales que él me dio, detalles que sumados lo fueron desencantando y, de apoco, alejando de mi.
Quizás esa crisis del 2009 fue el inicio de todo. ¿Se acordará porqué discutimos? La verdad es que yo no recuerdo el motivo, pero recuerdo que estuvimos unas dos semanas distanciados y que, por mi constante y estúpida curiosidad revisé su correo y descubrí unos mails a una ex compañera de universidad. Sí, dos semanas separados y ya tenía intenciones de salir con alguien más.
Me sentí traicionada y me junté con él para cobrarle sentimientos, decirle que era un estúpido, que ni siquiera habíamos terminado y estaba buscando a otra...quizás no fue nada, pero para mi pesó lo mismo que cualquier infidelidad y él lo entendió así.
La verdad, ahora que miro hacia atrás, no sé porqué decidí volver a intentarlo en ese momento. Tenía rabia y desconfianza, sentía que en cualquier momento podría dejarme, preferir a otra...los que me conocen saben que nunca he tenido buen autoestima y, por supuesto, este episodio no ayudó. Pero lo amaba, veía en sus ojos algo que no creí -y aún me cuesta creer- podría encontrar en otra mirada. Decidí seguir.
¿Por qué decidiste seguir tú conmigo? Me encantaría preguntarte ese tipo de cosas, tener esa conversación que nunca nos permitiste tener y despedirnos con las ideas claras. Pero ya entendí que no es posible. Supongo que verme te despertaría las rabias y dolores del pasado, ese pasado que para mi sigue siendo presente y que para ti quedó atrás en el momento en que iniciaste una nueva relación.
Entonces, "porqué no te llené de mi cuando aún había tiempo; porqué no pudé comprender lo que hasta ahora entiendo, que fuiste todo para mi y que yo estaba ciego..." como dice la letra de la canción.
Quizás me sentía demasiado segura de lo nuestro. Cada día había más y nuevos planes, el futuro parecía más cercano y concreto... jamás pensé que abandonarías todo eso.
Fui ciega y temerosa, esa es mi conclusión. ¿Para que sirve? Para en un futuro, que ahora veo lejano, no volver a repetir estos errores, sea quien sea quien me acompañe.
Pero también entendí que siempre hizo lo mismo y que tampoco lo dimensioné. Siempre que hubo un problema prefirió dejarlo pasar, ignorarlo, no verbalizarlo o simplemente terminar con todo por no sufrir, por no enfrentar. No sé si es cobardía, falta de amor o de compromiso, pero efectivamente cada vez que tuvimos una crisis, de esas crisis de verdad, quiso dar un paso al costado y fui yo quien lo busqué porque creí en este amor hasta el último segundo que estuvimos juntos...y quizás hasta mucho después.
Eso me reafirma la ceguera, que no solo no vi mis errores, sino que tampoco vi en su real dimensión sus actitudes.
Y después vinieron otras crisis, otras discusiones, otros términos por peleas puntuales que terminaban en catástrofes porque se había guardado mil cosas...¿no confiabas en mi que no me decías las cosas? ¿no estabas dispuesto a enfrentar las diferencias?... siempre creí que temías discutir y por eso siempre te dije que necesitabas una mujer gomero que coincidiera siempre contigo. Disentir no es un problema, siempre y cuando seamos capaces de llegar a acuerdo. Al parecer nunca logramos eso.
Lo peor de todo esto es que, en el fondo de mi corazón, sigo creyendo que ibas a caminando a crecer y superar esos defectos. Quizás soy demasiado inocente y tengo una fe demasiado grande en la gente, especialmente en la que amo. Otros usarían improperios para definir mi ingenuidad, pero quiero seguir creyendo que peco de buena persona y no de otra cosa.
Como concluí ayer, pese a la pena y el dolor, pareciera ser que esto fue lo más coherente y lógico; definitivamente el calificativo "lo mejor" está fuera de lugar.
Y he comenzado el duelo. Lo que me parece gracioso es que no siento estar llorando su muerte, sino la mía. Es como si pudiera ver como segundo a segundo algo de mi se evapora y me voy quedando vacía, sintiendo la presión de llenar ese vacío con nuevas decisiones y elecciones.
"Prohibido tomar decisiones", dijo mi psicólogo, porque en este momento "estás en la trinchera evitando que te mate una bomba", nada más, en plena crisis. Es verdad, no estoy muy clara como para decidir nada, pero eso de todos modos agobia.
Después de consagrar siete años de mi vida a construir los cimientos de lo que esperaba sería el resto de mi vida, ahora me encuentro picando ladrillo a ladrillo esos pisos que construímos juntos para descubrir quien soy y que quiero. Es muy raro.
¿De qué sirve todo esto? Según yo, solo analizando el pasado podemos construir un mejor futuro y lo único que quiero ahora es dejar la pena atrás y volver a sonreir de verdad. No quiero volver a dejar que el miedo me impida tomar decisiones, no quiero que el amor me impida ver con claridad, no quiero sentir que mi vida entera se desmorona porque aposté demasiado sin estar segura...no quiero volver a sentir que me dejaron atrás porque en realidad no fui tan importante como yo pensaba.
La verdad, desearía apagar la luz y bajarme del escenario, pero como eso no se puede, por ahora me dedico a sobrevivir para ver si puedo volver a vivir.

miércoles, 20 de abril de 2011

La carta que no te enviaré

Aunque sé que debería olvidarte y dar vuelta la página, no he podido hacerlo. La verdad es que, pese a los innumerables problemas que tuvimos, las diferencias y dificultades de los últimos años, y de saber -racionalmente- que no vale la pena seguir intentándolo por ahora, no puedo dejar de amarte y de sentir, en el fondo del corazón, que mi vida sería mejor a tu lado.
Cuando supe que ya habías dado vuelta la página y estabas en otra relación, de verdad me quise morir. Sé que me dirías que soy una exagerada, que nadie se muere de pena y que -como siempre dijiste- mi vida debería ser mejor sin ti.
La verdad es que no sabría explicarte bien porqué me quiero morir. A ratos me cuestiono como pudiste olvidar 7 años en 4 meses, olvidar que nos íbamos a casar (teníamos fecha tentativa, si no lo recuerdas), que ya llevábamos años discutiendo como se iban a llamar los niños y muchas cosas más. Después, me siento reemplazable, una pololita más en la larga lista que, de seguro, habrá en tu vida. También me da rabia conmigo misma por seguir enamorada de alguien que ya me olvidó y seguir creyendo en una relación que, sin duda, para ti no tiene presente ni futuro.
Quizás influye que tú decidiste terminar con esto y que, por lo mismo, debes haber estado varios meses pensando en que ya no eras feliz con lo nuestro. Eso también me duele, no haberme dado cuenta, haber sido tan ciega.
Por supuesto que me pregunto esas cosas patéticas e infantiles que los celos provocan. ¿Es más linda que yo? ¿te besa como yo? ¿sientes con ella lo mismo que sentías conmigo? ¿Ya lograste sentir esa magia que sentíamos juntos? Pero esas preguntas no vale la pena hacérselas, principalmente porque no quiero escuchar las respuestas, que seguramente no me harán feliz.
También he tenido la tentación de pensar que me amas tanto y que la distancia y la soledad te tienen tan mal, que no pudiste solo con esto y buscaste a alguien para olvidar. Pero eso es seguir creyendo que me amas y la verdad eso no es bueno...por algo estás con otra.
Pensé en mandarte esta carta por mail, pero consideré que era una pésima idea. Ayer, ignorando que habías perdido el celular -o por lo menos eso decía tu muro en Fb- te llamé, pero después de dos tonos el celular fue apagado, ya sea que lo tengas tú, ella o te lo hayan robado.
No, en el fondo nunca me convencí que esto había terminado. Me sabía sola, sabía que ahora no era posible volver, pero supongo que estaba esperando que pasara el tiempo para volverlo a intentar o, lo que era lo mejor según todos, se me acabara el amor y así seguir adelante.
Y, aunque no lo creas, también he buscado mis errores. Me he cuestionado mucho porqué nunca accedí a irnos a vivir juntos, porque no entré en la lógica de hacer una familia y porqué pospuse nuestro matrimonio tanto tiempo. Sé que muchos dirán que éramos chicos, que no teníamos pega y mil cosas más, pero ahora que miro hacia atrás creo que pudimos hacer algo hace mucho tiempo. Obviamente también me pregunto porqué no fuiste más paciente y te acomodaste a mi ritmo, pero esa pregunta está demás ahora que estás en Iquique empezando una nueva vida.
¿Sabes qué fue lo peor? Después de que supe algo más de ella, descubrí que era perfecta para ti. Y eso me dolió. Unos años mayor, con trabajo, científica, seguramente más apurada que yo en formar familia. Por lo que se lee es amorosa y te adora. De verdad que no sabes como duele pensarte con ella.
Ahora escribo estas líneas porque necesitaba decir todo esto que me ahoga, porque estoy tratando de dejar de llorar y porque espero que después de esto ptengo pendientes por miedo a avanzar.
Lo diplomáticamente correcto sería desearte suerte, pero la verdad es que no me nace, porque si pudiera hacer las cosas como las siento, ya estaría en Iquique putéandote primero por haberme sacado tan rápido de tu vida y luego tratando de envolverte en un beso y un abrazo para ver si podemos salvar esto. Pero no, no puedo ni debo hacerlo.
Quisiera no pensar más en esto, quisiera dejar de amarte de pronto para que deje de doler...también quisiera ser más valiente para terminar con esto (sí, no sirvieron de nada esas conversaciones en el parque, cuando tratabas de ver que había bajo los parches de mis muñecas)...
Ahora funciono como autómata porque me da cargo de conciencia echarme a morir y transformarme en una preocupación para mis padres y un par de amigos (supongo).
Todavía cuando, de pronto en medio de la jornada, recuerdo que estás con otra a tu lado se me paraliza el corazón unos segundos, siento el estómago vacío y un hielo horroroso recorre mi espalda. Y empieza nuevamente la rueda de preguntas mentales.
Trataré de quedarme con las conclusiones que he sacado a lo largo de estos meses. Que queremos cosas distintas en estos momentos de la vida, que lo intentamos hasta el punto de hacernos daño, que te ame (y sigo haciéndolo, lamentablemente) con cada átomo de mi cuerpo, que fui inmensamente feliz a tu lado y que espero tú también lo hayas sido. No, no podríamos estar juntos otra vez, no ahora, creo.
Te amo, de verdad, y espero con todas mis fuerzas dejar de amarte para poder ver con claridad y seguir adelante.
No tienes que decir nada, porque sé que ese es tu estilo y porque, la verdad, ya no espero nada.
Suerte
Paulina

miércoles, 16 de marzo de 2011

Retomando

Hace mucho tiempo que no pasaba por aquí. La verdad es que de pronto las ideas se estancaron y me pareció más saludable dejar de pensar en demasía para no deshidratarme llorando día tras día.
Ahora, después de dos semanas de licencia, dos de vacaciones y en medio de mi cuarta semana tras regresar al trabajo puedo decir muchas cosas que he concluído durante este periodo de instrospección.
Primero, puedo estar sola sin morir en el intento, pero prefiero la vida de a dos. Por ahora, pese a esto último, necesito estar sola, ordenar mis ideas, definir mis prioridades y encontrar mi leitmotive en la vida.
Luego, me gusta ir al psicólogo y no ha sido una mala experiencia ir al psiquiatra. Creo que sin convertirse en un adicto a la medicina occidental ni a las terapias (manía burguesa, como dice mi hermano), es sumamente saludable contar con alguien con las herramientas necesarias para acompañarte en procesos complicados de la vida.
En tercer lugar, mi pega me aburrió. Y no me refiero a mi profesión, sino al lugar donde estoy desempeñándome en este momento. ¿El motivo? Simple, si yo no tengo muy claro que quiero, mínimo que la pega no presente las mismas dudas existenciales que yo y, en este momento, este medio no tiene identidad. Por lo mismo, tengo cero motivación y aunque trato de buscarla, no aparece.
Este año me voy a vivir sola. Sí, he decidido que es el momento de volar el hogar, abandonar la seguridad de la familia y crecer. Por ahora hay un plan entre manos con una amiga, pero si eso no resultase, capaz que me baje la valentía y me vaya a vivir "the real alone".
¿Cómo va la pena? Va. Todavía tengo pena y a veces lloro -ayer tuve un atacaso de angustia-, pero siento que estoy creciendo, encontrando respuestas y que puedo y debo seguir caminando. ¿Si sigo enamorada? Obvio!, ¿o creían que depués de casi 7 años el amor se me iba a pasar en menos de 3 meses? Lo extraño, trato de saber de él dentro de lo posible (no reviso su correo ni esas cosas, pero su muro de Fb es público, por ejemplo), pienso en él, lo recuerdo, le mando buenas vibras y trato de entender lo que nos pasó.
No sé que va a pasar en el futuro, como dije en algún post pasado aprendí que no sirve de mucho planear con meticulosidad tus próximos pasos porque todo, de un momento a otro, puede cambiar. Pero trato de trazar líneas generales para caminar, márgenes de acción, rallar mi cancha. Ya veremos hacia donde me dirige.
Creo que he crecido y mejorado en este proceso, pero que me queda mucho -pero mucho- por recorrer todavía para estar bien, efectivamente bien.

miércoles, 26 de enero de 2011

Tranquilidad aparente

Quisiera saberme tranquila y bien, aunque si dijera que estoy bien mentiría. Pero pareciera que me veo mejor de como me siento, porque asusté a mis amigas con mi voz esos días de crisis, pero me encontraron mejor de como sonaba.
A ratos quisiera sentirme así, como de vacaciones eternas, sin problemas ni angustias, pero los momentos en que vuelvo a pensar en todo lo que pasó, la pena sale desde ese rincón en donde se esconde para arañarme el alma nuevamente, como si todo hubiese ocurrido ayer.
Es complejo sentir que avanzo cuando esa sensación vuelve, cuando la angustia me comienza a apretar el pecho... a ratos creo que la tos que aún no me abandona es más por ahogo emocional que por asma.
Por ahora, dejo que esta tranquilidad aparente me cubra y, supongo, en algún momento tendré nuevamente una crisis de llanto y después otro periodo de calma, porque vivir un duelo es un trabajo largo...dicen.

sábado, 22 de enero de 2011

Aprender a rendirse II

Si asumir que luchar por lo inalcanzable está siendo difícil, asumir que no estoy bien, que no soy capaz de seguir con el ritmo normal, ha sido horroroso.
Puedo sonar un poco engreído, pero siempre me ha costado pedir ayuda, asumir que no me la puedo con algo y tirar la esponja. Y no estoy hablando de pedirle a alguien que te abra un frasco de mermelada o que te hagan la basta de un pantalón, porque obviamente no puedo hacerlo todo, pero yo siempre respondo ante mis responsabilidades, tratando de hacer las cosas bien. Autoexigencia, que le llaman.
Pero el jueves colapsé, reventé, no pude con la angustia que me producía la pena y al mismo tiempo la angustia de no estar haciendo bien mi pega, no poder concentrarme en algo, estar a media máquina. El resultado de todo lo que me comí calladita y con palitos chinos durante el año pasado, finalmente me pasó la cuenta.
Ahora estoy iniciando un proceso sumamente extraño, donde me siento más dependiente que de costumbre y sola, por supuesto, porque nadie siente lo que yo y no hay forma de traspasar las sensacines para que me entiendan. Estoy sola en esta carrera.
Sé que esto no es signo de debilidad, sino que demuestra que soy tan persona como los otros seres humanos de la tierra y así como hay gente que se pone irritable, otra que se enferma del estómago, otra que se hace la loca con los problemas y termina generando graves enfermedades...yo simplemente me derpimí, tuve otro sistema de válvula de escape.
¿Qué espero de esto? Que las sensaciones desagradables se vayan pronto y que pueda comenzar a ver con claridad lo que pasó, para aprender, y lo que vendrá, para arriesgarme a vivir el futuro.
Hago esto público, aunque muchos no entiendan de que hablo, porque creo que es parte del proceso de asumir que puedo no poder, que tengo permiso a fallar y que es mejor decir no puedo que hacerse daño o hacer las cosas mal.
Sé que pese a que esta lucha es personal, no estoy sola, pero como he tratado de explicarlo en varias ocasiones -y alguien ya me entendió-, no tener un partner para afrontar los problemas, las alegrías y penas de la vida, es lo que más me va a costar, definitivamente.
Espero aparecer próximamente a hablar de este o de otros temas, pero también quiero tomarme la licencia a cabalidad...no sé cuando vuelva.
Hasta pronto.

martes, 18 de enero de 2011

La luna y la soledad

Cuando me bajé de la micro y vi lo hermosa que estaba la luna, tuve el impulso de enviar un sms con algo así como "viste tu regalo? no pude evitar recordarte", pero después de redactar unas 10 veces esa estúpida frase en mi mente, decidí que enviar el mensaje era más estúpido aún. Sí, lo volví a amar, por unos minutos, como si nada hubiese pasado. Y sí, me sentí tonta después de eso, obvio.
Pero lo dejé pasar y decidí que era más fuerte de lo que muchas veces pensé. Recordé cuando le preguntaba, después de algún gran momento, "qué haría yo sin ti" y su respuesta automática, para molestarme, era un "serías mucho más feliz". Ahí le discutía que yo no podría entender el mundo sin él y todas esas melocidades que uno se dice cuando está enamorado y convencido de que lo que tiene es maravilloso.
Efectivamente me ha costado entender el mundo sola y estoy en un proceso extraño que no sé si llegará al buen puerto de disfrutar de mi individualidad. Pero no me morí, como muchas veces creí y, dentro de todo, mi mundo sigue marchando.
Horas más tarde, definiendo planes para el fin de semana, constaté esa individualidad. Solo una pareja tiene la disposición de hacer calzar los planes, de coordinar su agenda con la tuya y de buscar como hacer todo lo que tú quieres y él quiere y cada uno quiere por separado.
Y aquí es cuando me cuestiono si podré con esto. Entiendo que volver atrás no es una opción saludable para nadie, pero no sé ser sola. Y no tiene que ver con que no tenga mis espacios, que no sea capaz de organizar mi vida en torno a mi o que no haga vida social como individuo, pero estoy acostumbrada a pensar de a dos...y no sólo es culpa de él.
Antes de él hubo amigas que fueron ese partner que, a mi juicio, todos necesitamos. Estaba en el colegio, disponíamos del mismo tiempo y horarios, así no era tan complejo ser partner tampoco. Y después de eso llegó él a aprender conmigo como ser pareja, lo que me acomodó sobremanera.
Entonces no sé ser sola, no sé salir a vitrinear sola, odio comer sola, no voy al cine sola e incluso extraño a mi hermano ahora que está de vacaciones porque el segundo piso está más vacío sin él. ¿Tonto? Puede ser, pero es lo que hay.
Sé que nadie se muere de amor (aunque la historia familiar me diga lo contrario) y que, en algún momento, podré mirar atrás y ver esto como un doloroso proceso de aprendizaje, pero como un capítulo del pasado al fin y al cabo.
Ahora, cuánto va a durar esto y como es que seré capaz de superarlo, en este momento, no puedo ni imaginármelo y a ratos incluso me parece más viable que las cosas se arreglen a que yo dé el siguiente paso. Pero no va a ocurrir. Como dije unos post atrás, no vivo sola en este mundo y las cosas no dependen solo de mi, sino las cosas habrían sido tan distintas.
Supongo que ahora está terminando alguna actividad nocturna con los chicos o iniciando la evaluación del día con los otros jefes (dirigentes y guiadoras, diría él), y quisiera creer que vio la luna y también se acordó de mi, porque quiero creer que me amó y que se acuerda que le regalé la luna unas mil veces solo para tener una excusa para llamarlo.
Por el momento solo me queda ir a dormir...y dar gracias porque la luna no se ve desde mi ventana.

sábado, 15 de enero de 2011

Redefinición indefinida

Acabo de editar mis notas anteriores para que sean legibles con la nueva plantilla que puse en mi blog y descubrí que en más de una ocasión definí para que utilizaría este espacio. Me sorprendí -honestamente- de los variados giros que he tenido en estos últimos años.
Debido a los últimos acontecimientos en mi vida he pensado bastante, encontrando definiciones autoimpuestas en mi actuar, reglas para diversas circunstancias, además de un sinnúmero de sueños, frustraciones y alegrías en mi camino. Podría decirse que es lo normal, pero definitivamente he puesto énfasis en los márgenes de acción.
Lo que vi reflejado en mis entradas -las definiciones de uso de este espacio- muestran que me he esmerado por controlar las circunstancias a toda costa (en mi antiguo blog escribí algo sobre las circunstancias y desde ese día -aunque no recuerdo el contenido de la entrada- adoro esa palabra).
¿Con qué fin hice eso? Mi psicólogo diría que es mi perfil de carácter obsesivo que necesita tener todo bajo control para disminuir los niveles de ansiedad, pero de forma menos técnica y a mi modo de ver, simplemente me gusta saber a dónde pisaré para avanzar.
Pero por ahora me cuesta mirar al futuro. Y no lo digo en el sentido de creer que lo hay, sino que no me veo en el, porque con suerte me encuentro en el presente, además de haber comprobado empíricamente que mis métodos de control sirven de nada. Pero pese a eso, quiero creer que esta es una oportunidad para ser más feliz.

Y si considero este quiebre como un comenzar, una nueva oportunidad, mi única obligación para conmigo es tomar esa chance. Qué significa eso por ahora no es claro, pero a ratos siento que tampoco es necesario que llegue esa claridad.
Muchas veces me han dicho que soy cuadrada y, efectivamente, hay "cuadradeces" que no abandonaré, como la de mi manejo financiero. Pero siento que puede ser útil liberarme de algunos temores y esquemas.
Por eso mismo, he decidido que este espacio no tendrá un fin específico. Qué encontrarán será algo tan indeterminado como que escribiré o publicaré y, por tanto, dependerá de ese futuro que no somos capaces de controlar, aunque lo planeemos todo.
Quizás es la primera lección que aprendo de esto, porque pese a que tracé con delicadeza cada movimiento de lo que tuve, no pude controlar un millar de factores que finalmente hicieron que mi hermoso bosquejo de una vida quedara arruinado.
En esa misma línea es que, hace unos días, con una amiga recordamos las muertes de los seres queridos -ella de su padre y yo de mi abuelo- y verbalizamos lo que esos momentos nos hicieron cuestionarnos. Ella se cuestionó la volatilidad de la vida y yo la capacidad coartadora de la muerte. En el fondo apuntábamos a lo mismo, como de un momento a otro cambian las circunstancias sin que puedas hacer nada, absolutamente nada.
Después de esa conversación es que vi con mayor claridad a lo que me estaba enfrentando. Porque hacer un duelo suena como a llorar lo que perdiste (o así lo plantea la gente), pero en realidad es llorar por lo que no tendrás. En mi caso, porque todos esos proyectos y planes fina y meticulosamente planeados jamás se realizarían, y el matrimonio, los viajes, los hijos y demases nunca llegarían.
La respuesta más reiterativa es que no era el momento y fue muchos mejor ahora que después de que todo eso pasara, pero eso no es algo aplicable en realidad. Efectivamente no es lo mismo deshacer un noviazgo que un matrimonio con hijos (principalmente porque hay más involucrados), pero siempre habría planes que quedarían truncados y eso es lo que en alguna medida se llora.
Lo que viví no se irá de ninguna forma y aunque hoy me cueste reconocerlo, crecí, aprendí y descubrí muchas cosas que sola o con otro jamás habría encontrado. Pero ya no podré, de ninguna forma, vivir lo que íbamos a vivir juntos, porque ya no hay un nosotros y ahí está el origen de la pena.
Sé que dirán que estoy loca, que es increíble como me gusta calentarme la cabeza y que hasta esta entrada se parece más a una de Bar que a una mía. Solo puedo decir que en estos momentos es difícil frenar al cerebro y que, como dice Shrek, es mejor afuera que adentro.
En resumen, trataré que esta incertidumbre perdure en el tiempo y me de así más libertad en el futuro. Espero que así mi vida sea más fácil, me haga más feliz y me evite un episodio como este nuevamente...aunque mientras haya un otro involucrado -y eso ocurrirá siempre porque no vivo sola en el mundo- nunca se sabrá el final de la historia.
Y eso se verá reflejado en este espacio que, como ven, se transformará en un revoltijo de emociones, palabras, imágenes y sonidos que me permitirán elaborar mis ideas y dar el siguiente paso...quien sabe hacia donde.