jueves, 16 de agosto de 2012

De 1.5 a 2.0

Juraría que algunos post atrás dije que había llegado la versión 2.0 de mi misma. Debo confesarles que les mentí, porque recién ahora creo que llegué a ese punto de evolución y siendo bien honesta, no estoy 100% segura todavía.
Evidentemente han pasado muchas cosas en un poco más de dos meses desde mi último paso por aquí. Sucesos concretos, procesos internos, momentos de euforia y nuevas crisis de angustia. Sí, esta vez podría escribir varios capítulos para el libro del proceso iniciado en diciembre de 2010.
En la entrada anterior hay un aire de confusión y romanticismo propio de una quinceañera, y la verdad es que pasé por ese estado un rato. Este texto, intuyo, dejará más bien una ráfaga casi del tipo tornado de confusión, buenas intenciones y nuevos planes, para variar. De hecho, si lo pienso bien, no habrá muchas diferencias en el contenido de este post respecto de varios de los anteriores, en donde, después de una crisis o ataque de angustia, regresaba con energías recargadas para volver a decirle a el Sr. Destino que las cosas aquí se van a hacer a la pinta mía. Bien poco me ha durado ese espíritu confrontacional todas las veces anteriores.
Cada vez estoy más convencida de que ese día de diciembre en que todo comenzó se desataron dos grandes crisis en mí. La primera, de carácter sentimental, ya está superada. Dejé de llorar por quien quiso dejar mi vida y, aunque a veces lo recuerdo con cariño e incluso algo de nostalgia, ya no creo necesitarlo ni lo volvería a buscar. El gran problema vino cuando entre medio de esa pena desgarradora que me atacó, surgieron millones de dudas sobre quién era, qué quería y hacia dónde me dirigía.
Controladora e híper organizada como soy, quise responderme todas las preguntas. Me senté a mi misma en una incómoda sala de reunión y comencé a aplicarme un cuestionario periodístico para hacer mi perfil para una revista de mujeres. Nada más complejo que entrevistar a una periodista controladora, inteligente, miedosa y con verborrea como yo. No logré sacar mucho en limpio de ese diálogo estructurado conmigo misma.
Entonces fue cuando decidí dejarme fluir, entregarme un poco a mis emociones. Y me convertí en una quinceañera insufrible a la que no podía soportar, manejar ni menos comprender. Todavía no me explico como creí que ser mi anti yo me iba a servir de algo.
Y no crean que ahora saldré con una respuesta brillante en donde les cuento que encontré la clave del éxito, me respondí las preguntas clave y decidí comenzar a avanzar con esas pistas. Olvídenlo, no se olviden del blog que están leyendo.
En estos últimos dos meses me aventuré a vivir según creí que era correcto vivir para no volver a cometer los mismos errores del pasado, no contradecirme, pero mejorar. A ratos el plan funcionó e incluso creí que tendría éxito, pero ahora que miro retrospectivamente y con menos carga emocional los hechos, veo que me traicioné en aspectos que no puedo obviar de mí y que por lo mismo las cosas no salieron como esperaba.
Supongo que a raíz de esas traiciones a mi esencia es que finalmente hice crisis. Sí, crisis así como hace un año y medio atrás, con ataque de llanto, ahogo, falta de ánimo, angustia y todo lo demás. Esto, hace dos semanas atrás.
Por lo mismo, aún no he encontrado "la llave a mi felicidad" ni "la clave" de la nueva yo, pero estoy medianamente tranquila con esa incertidumbre. Porque no es posible que yo y la incertidumbre seamos "amiguis" de la noche a la mañana, pero por lo menos creo que puedo compartir en la misma habitación que ella e incluso mantener una conversación.
He comenzado a bosquejar algunos objetivos y he decidido que dentro de un año evaluaré los avances. Ya entendí que no puedo dejar de lado los esquemas y que para mí son necesarios para avanzar, pero tampoco voy a hacer una carta gantt imposible de ser modificada.
Este mes, de alguna forma, será de transición. Estoy terminando de aclarar algunas ideas, espero cerrar algunos capítulos y tomar el aire suficiente para realmente volver a empezar.
No voy a negar que este año y 7 meses me han permitido aprender mucho de mi, sacar conclusiones de mi vida e incluso conocer a personas maravillosas y estrechar lazos de amistad. Pero también me he quedado estancada, empantanada en mis miedos e inseguridades.
Así que decidí volver a aprender a caminar otra vez. Y tengo la certeza que esta vez no solo tomé una decisión, sino que tengo la claridad y la energía para ejecutarla.
Sé que el final suena un poco repetido, pero...ya veré, ya veremos.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Lo único que puedo decir por ahora

Después de tipear durante casi una hora un post, que en el momento de cliquear publicar me tenía feliz, pero que no se publicó, y luego de escribir otro bien similar que terminó cargándome; decidí que no sé como decir el revoltijo que tengo adentro.
Estos últimos días he usado un montón de metáforas para explicarme: estado algodón de dulce, sentirse en una montaña rusa las 24 horas del día, estado de niñas con vocación de princesa, sensación clásica de amargura después de demasiado dulce.
Pero, como seguramente les está ocurriendo, no se entiende nada. De hecho, no se asusten, yo tampoco entiendo mucho.
Aún así, pese a no ser capaz de verbalizar mis ideas, tengo la necesidad de decir algo, de sacar un poco de este enredo de adentro para tratar de dormir en paz.
Al parecer, alguien ya dijo mejor que yo lo que no me he atrevido a decir concretamente. Y no lo he dicho porque lo que menos quiero es presionar las cosas, agobiar a la contraparte, precipitar las cosas sin que hayan sido debidamente pensadas y sentidas. Pese a eso, no puedo dejar de decirlo de alguna manera.

One and only

You've been on my mind,
i grow fonder every day,
lose myself in time
just thinking of your face.
God only knows
why it's taken me so long
to let my doubts go;
you're the only one that i want.

I don't know why I'm scared,
I've been here before,
Every feeling, every word,
I've imagined it all.
You'll never know if you never try,
To forgive your past and simply be mine.

I dare you to let me be your, your one and only,
promise I'm worth it
to hold in your arms.
So come on and give me a chance
to prove I am the one who can
walk that mile
until the end starts,

If i've been on your mind,
You hang on every word I say,
lose yourself in time
at the mention of my name.
Will I ever know
how it feels to hold you close,
and have you tell me
whichever road I choose, you'll go?

I don't know why I'm scared,
'cause I've been here before,
Every feeling, every word,
I've imagined it all,
You'll never know if you never try,
To forgive your past and simply be mine,

I dare you to let me be your, your one and only,
i promise I'm worth it, mmm,
to hold in your arms.
So come on and give me a chance,
to prove I am the one who can
walk that mile,
Until the end starts,

I know it ain't easy giving up your heart,
I know it ain't easy giving up your heart,
Nobody's perfect,
(I know it ain't easy giving up your heart),
Trust me I've learned it,
Nobody's perfect,
(I know it ain't easy giving up your heart),
Trust me I've learned it,
Nobody's perfect,
(I know it ain't easy giving up your heart),
Trust me I've learned it,
Nobody's pefect,
(I know it ain't easy giving up your heart),
Trust me I've learned it,

So I dare you to let me be your, your one and only,
I promise I'm worth it,
To hold in your arms,
So come on and give me a chance,
To prove I am the one who can
walk that mile,
until the end starts.

Come on and give me a chance,
To prove I am the one who can
walk that mile,
until the end starts.

(los probables problemas de ortografía en la letra de la canción, escapan a mis conocimientos del inglés...lo siento)

martes, 17 de abril de 2012

Verborrea mental

Así, tal cual. A veces hay cosas que gatillan ideas y esas ideas necesitan transformarse en algo sólido para no ahogar al cerebro.Desde el principio. Esta semana mi ánimo está re bien, ando motivada por la vida e incluso tentada de la risa. Después de ese inicial estado de bienestar sin sentido, vino a mi el ataque de antojos. Sí, porque cuando ando motivada por la vida me lleno de ideas, miles de cosas que quiero hacer y, lamentablemente, no todo se puede hacer.¿Por qué? Porque hay deseos imposibles, porque hay cosas que uno quiere hacer acompañada y no hay quien te acompañe, porque hay cosas que se hacen de a dos...simple. Filo, no había entrado en la dinámica de la amargura, sino que decidí hacer lo que se podía y "trabajar" para lograr hacer las otras cosas, cumplir otros sueños, ejecutar otras ideas.
Cuando había decidido que esta sería mi política de vida, fui al cine a ver Joven y Alocada. Me llené de ideas, recuerdos y sensaciones que me tienen aquí escribiendo compulsivamente y en un estilo distinto del tradicional a este espacio.

Me faltó mi juventud joven y alocada

Y no es que sea una vieja de mierda, pero efectivamente no hice, dije, probé muchas cosas por temor, nervio u otra sensación extraña en el periodo "adolescente" de la vida...además de que siempre he sido mega ultra loser...hay que decirlo.
¿Se puede hacer algo al respecto ahora? En alguna medida creo que he comenzado a hacerlo y, por otro lado, creo que jamás sería taaaaan loca como la protagonista de la peli (sin juzgarla, sino que comparando). Pero creo que hay cosas que no he hecho que podría probar hacer.
Supongo que en ese mismo proceso veré que hay ideas que no ejecutaré porque no vienen conmigo, se me ocurrirán otras cosas y descartaré algunas que hoy juro a pies juntillas haría.
De alguna forma la nueva Piuli entró en la adolescencia...=P

Caminando hacia la incertidumbre

Definitivamente mi psicólogo tenía razón y necesito alejarme del estado de confort óptimo en el que trato de encontrarme siempre y acercarme a la incertidumbre cotidiana de la vida. No puedo saber todo ni controlarlo todo y tengo que aprender a vivir con eso. ¡Pero me cuesta!
Ahora, la incertidumbre tiene su gracia. No saber le da un toque a la vida, hace que ciertas situaciones sean entretenidas. La ignorancia incentiva la espontaneidad y eso a la sorpresa y eso a los momentos choriflai de la vida, los momentos kodak.
Además, con una amiga estamos cada vez más convencidas que las personas ignorantes, que nada saben, son más felices. Y aunque es más que claro que no podré entregarme jamás al placer de la ignorancia absoluta, estoy trabajando para otorgarle la ignorancia necesaria al día a día.
Lo bueno es que creo que me he movido algunos centímetros hacia la incertidumbre y estoy "actuando" en escenarios donde antes no estaba dispuesta a estar o donde no "actuaba" hace años.

Compras "only girls"

Hace mucho, pero mucho tiempo que tengo ganas de salir de compras solo de chicas. Con esto me refiero a ir a comprar ropa interior, hablar de "niños", vitrinear juguetitos, probarse ropa especial y ese tipo de cosas.
La verdad es que hace tiempo que rehuyo de tener esta salida, sola o acompañada, porque sentía que no tenía mucho sentido. En general, para mi este tipo de salida eran la previa a algún panorama de a dos y como ahora no hay un otro con quien hacer panoramas, prefería evitar la escena para no terminar con crisis o hacer pataleta.
Pero no porque esté sola tengo que aburrirme, decidí ayer y después de ver la peli hoy me encontré más razón. Así que iré a pasear con una amiguis a tener una salida de amiguis con temas de amiguis. Suena un poco hueco, pero la verdad es que es necesario ese espacio con las amigas de vez en cuando y yo hace mucho rato que olvidé que esto era necesario.

"Es parte de mi encanto"

Esa frase que uso con relativa cotidianidad desde hace unos años (robada de una amiga) suele ser la muletilla con que cubro defectos y virtudes destacadas por un otros. Con eso y una batida de pestañas puedo evitar una pelea, con la misma frase puedo hacer como que no me sonrojo con algún piropo.
Pero, además, he descubierto que, a pesar de todo, me gusta como soy y efectivamente "pifias" y "gracias" son parte de mi encanto. Nunca he sido de aparentar, pero creo que ya no es una opción siquiera. La diplomacia es mi límite y con eso quiero decir que estoy dispuesta a ser atinada para decir las cosas, pero no a evitar opinar u ocultar una idea.
Quizás esta no sea una idea nueva, pero en una conversa hace unos días alguien me expuso el tema de "las minas dicen esto pero quieren decir lo otro" y, aunque he pasado por el típico "no me pasa nada", cuando digo algo no quiero decir otra cosa. Si digo que alguien o algo me gusta, eso es todo, si me molesta, también lo digo y si me preguntan algo, respondo lo que me preguntaron y si no quiero responder no digo nada, ¿para qué voy a responder mentiras?
Es parte de mi encanto y quien quiera ser algo mío (amig@, piche, novio, compañer@ de pega buena onda) se tiene que bancar a esta mina tal cual es. Punto.

Tengo la sensación que tenía más ideas en mente cuando salí del cine y en el momento en que me senté a escribir, pero creo que con el desarrollo de estas ideas mi mente se desahogó.
Siento que entré en una nueva fase. Raro.

martes, 10 de abril de 2012

Preguntas y respuestas de preguntas que no esperaban respuesta

A veces hay que armarse de valor y dejar que las preguntas que se pasean por la cabeza, salgan contenidas en palabras o textos y lleguen al único interlocutor que puede responderlas. Y, generalmente, eso es más difícil de lo que uno quisiera.
Pero increíblemente encontré un poquito de valor escondido en un cajón pequeño de mi mente y decidí formular las últimas preguntas, esas que quedaron pendientes, anotadas, y que por falta de tiempo y voluntad quedaron esparcidas por el viento y se perdieron en el tiempo sin su respectiva respuesta. Otras tantas surgieron después, con el tiempo, en el análisis propio de toda finalización, pero en ese momento ni yo misma era capaz de estructurar ninguna pregunta ni menos dar respuestas.
Pese a todos los pronósticos y en contra de mis propias expectativas, recibí una respuesta a mi comunicación y, además, ésta fue medianamente positiva.
Obviamente, aquí empieza la segunda etapa, esa que no todos consideran, donde la apertura de una nueva puerta desata un montón de elucubraciones mentales que agobian a las ideas que normalmente se pasean por el consciente y subconsciente.
Nuevamente descubro con sorpresa que estaba preparada para eso, que no tengo tantas elucubraciones en mente y que, las que existen, no están desordenando mi normalidad.
Pero nunca tan perfecta ni controlada...un dejo de nostalgia comienza a perfumar el ambiente y regresan esas tontas interrogantes de adolescente a distraerme de vez en cuando.
Preguntas y respuestas originadas de esta pregunta que no esperaba respuesta, me hacen revolver las cajitas donde están guardados los recuerdos, los cajones donde dejé los informes con las conclusiones, la línea de tiempo de esta historia para ver si olvidé algo que merecía la pena ser considerado. Pero maravillosamente, puedo hacer esto con calma, incluso con paz, sintiendo que será la última vez que repita este proceso.
Podría dejar a continuación prácticamente todo el disco, pero la siguiente canción es la principal, que explica lo que, pese a todo, y a que las cosas y los sentimientos han cambiado, sigue identificando de alguna manera cada paso de este camino.

Don’t you remember?

When will I see you again?
You left with no goodbye, not a single word was said,
No final kiss to seal any seams,
I had no idea of the state we were in,

I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head,

But, don't you remember?
Don't you remember?
The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

When was the last time you thought of me?
Or have you completely erased me from your memory?
I often think about where I went wrong,
The more I do, the less I know,

But I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head,

But, don't you remember?
Don't you remember?
The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

Gave you the space so you could breathe,
I kept my distance so you would be free,
And hope that you find the missing piece,
To bring you back to me,

Why don't you remember?
Don't you remember?


The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

When will I see you again?

martes, 3 de abril de 2012

Divagaciones

Las cosas nunca volverán a ser iguales. Esa fue mi conclusión. Pensé que las vivencias, que nuevamente nos pusieron en escenarios inesperados, nos permitirían...no sé...la verdad es que no sé que esperaba.
La escena tuvo de dulce y agraz, como la mayoría de los episodios de la vida, pero después de disfrutar el momento, llegó el tiempo de la reflexión y la nostalgia se apoderó lentamente de mi. Se ha vuelto recurrente el interrogatorio interno después de los más cotidianos eventos, y aunque generalmente encuentro respuestas, esta vez me quedé paseando por mi memoria, sin preguntar ni responder demasiado.
Las conversaciones nocturnas entre mis diversos puntos de vista se están repitiendo más de lo esperado y constantemente se extendían hasta que un sueño acallaba la conversación.
Comienzo a pensar que debo retomar mi actitud ejecutora, abandonada meses atrás. Porque siempre ha sido necesario pensar y repensar las cosas antes de actuar, pero tengo el vago recuerdo de que, en algún momento, fui más valiente, más arrojada. Estoy demasiado abocada al diálogo.
Hoy quisiera parar el tiempo un rato y tenderme en un parque a pensar. Quisiera tener una conversación con alguien que fuera una buena contraparte, que me cuestionara, que me hiciera pensar, que me aconsejara. Incluso una muestra de afecto al final de la conversación sería positivo, con o sin una buena conclusión entre las manos.
Pero no. Al mismo tiempo creo que no existe esa contraparte ni tampoco la posibilidad de tenderme en un parque a pensar. Tengo que, sobre la marcha, al mismo tiempo que vivo mis días, pensar y decidirme a actuar. Más de alguien me diría que para eso soy mujer y que tengo que poder mascar chicle y subir la escalera el mismo tiempo.
Hay algunas decisiones tomadas, pero me falta el valor para ejecutarlas. Hay otras situaciones que aún debo procesar. Otras que debo asumir y aprehenderlas. Quizás debería poner las cosas en una lista y...no, no voy a caer otra vez en lo mismo.
Definitivamente las expectativas me jugaron una mala pasada y como no seguí mi estrategia de esperar siempre lo peor para estar preparada para todo, ahora me encuentro sin entender mucho lo que pasó ni menos lo que podría pasar.
Lo malo de todo esto es que comienzo a hacerme preguntas que no me hacía hace ya mucho tiempo. Vuelven a aparecer temores que creí aplacados, surgen angustias que pensé había superado, reaparecen nostalgias indeseadas. He avanzado menos de lo que pensaba.
Lo bueno, creo que voy por buen camino, efectivamente desentumeciendo mi vida y comenzando a avanzar. Falta claridad, aún no hay un norte totalmente claro, pero comienzan a visualizarse algunas certezas que me permiten dar pequeños pasos.
Las cosas no volverán nunca a ser iguales. Lo más probable es que ni siquiera se parezcan a lo que fueron. Seguramente habrá escenas nuevas e inesperadas. Y la ansiedad y el temor se apoderan de mi al no ver el futuro.
Como me acuerdo de algunos amigos e importantes personajes que se bajaron de esta historia cuando empiezo a dar manotazos de ahogada porque no sé que pasará mañana. Maldito sea el día en que me enseñaron a proyectarme, usar una agenda, hacer una carta gantt.
Si algo he tratado de aprender estos últimos años es que no sirve de nada hacer demasiado planes. Las expectativas juegan malas pasadas y las infinitas probabilidades que surgen entre lo que deseamos, lo que podría ser y lo que hacemos, finalmente hacen que uno se estrelle contra una realidad totalmente inesperada.
A ratos siento que no había crecido ni madurada nada, que simplemente tengo la capacidad de enfrentarme exitosamente a nuevos escenarios, pero que en el fondo seguía siendo la niña inocente y soñadora de los 11 años. Y de pronto me he visto obligada a ser una mujer, con problemas y penas de adulta, con miedos e inseguridades de adolescente, con sueños e ilusiones de niña, y con la soledad propia de la gente grande. Uno nace solo y muere solo, dice mi papá.
Las cosas nunca volverán a ser como antes. El futuro seguramente no será como lo espero. Las cosas tardarán más de lo anhelado. Todo costará más de lo deseado. Las cosas nunca volverán a ser iguales.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Apanicada

Es increíble como pasa el tiempo, se viven nuevas experiencias, se prueban nuevas actitudes, cambias el modus operandis y, aún así, siguen pasándote las mismas cosas.
Considerando esto, comienzo a dudar si realmente varió en algo mi personalidad o mi actitud, y paso a creer lentamente que estuve engañándome, tratando de vivir como creía le funcionaba a otros.
Hace varios meses atrás asumí que mi esencia es soñadora, romántica, inocente (o weona, como postulan algunas amigas). Decidí enfrentarme desde esta lógica al mundo, pero recordando siempre que no era una princesa de cuento y que el mundo real es más complejo y cruel de lo que siempre quise creer.
Comencé por sanear asuntos internos, luego amistosos y, finalmente, me di espacio para pasearme por el mundo como una persona íntegra; hija, amiga, mujer y con tantos otros roles más que me componen. Tanteé terrenos que no me llamaron la atención en el pasado, hice cosas que en etapas anteriores de la vida no tuve posibilidad de hacer y, después de un rato, regresé a mi comportamiento histórico...según yo, mejorado.
Pero ahora, retrospectivamente, creo que me engañé. O me tuve más fe de la que debí.
Nuevamente estoy apanicada, como cuando me cambié del eterno colegio a un liceo grande, de niñas, lleno de gente de todos los estilos. Como cuando falleció mi abuelo y todo cambió, y creí que jamás podría acostumbrarme a esa nueva realidad. Como cuando me enamoré por primera (y única) vez, convencida de que jamás sería correspondida y las cosas no resultarían. O como cuando con ese amor comencé a planear futuro y cada día sentía que era un riesgo porque no podíamos concretar esos sueños.
Los otros temores, asociados al término de esa relación que sustentó mi vida, creo que está demás explicarlos. De todos modos, sigo sintiendo que no tendré nada similar otra vez, que nadie me querrá así otra vez, que nadie cumplirá mis expectativas y tantas cosas más. Supongo que son los temores comunes frente a un escenario como este.
El punto es que nuevamente me veo enfrentada a una situación que se supone manejaba, donde entendía como todo funcionaba, y un nuevo temblor movió mi suelo, mostrándome cuán desprotegida estaba.
Tengo miedo de haber tomado decisiones incorrectas, de haberme engañado, de haberle mentido a otros, de estar haciendo las cosas mal, de no tener valor para enfrentar sentimientos (míos y ajenos), de dar malas señales, de no saber leer las que me dan.
Y eso me empuja a temer que se me estén pasando oportunidades por preocuparme de cosas no importantes, a mirar atrás y querer arreglar, de alguna forma, ese pasado que me persigue con sus dudas.
El miedo inmoviliza y la inmovilidad atrofia. Siento que distintos sentidos, emociones e ideas se atrofian en mi, debido a la inmovilidad obligada que me he impuesto por no dejar de sentir miedo. Y aunque hago esto para no sufrir más, estar escondida y acurrucada en un rincón de mi misma también me hace mal.
Hoy me recordaron que el ser humano se configura desde el miedo, por lo que estar asustada no tiene nada de malo y es completamente normal. El punto es que creí que lo estaba superando, pero al final me encuentro suspendida sobre una pequeña línea que divide mis errores del pasado y mis temores del futuro, imposibilitándome posicionarme sobre el presente.
Además, como buena apanicada, estoy esperando a un superhéroe que me rescate, algo o alguien que me ilumine y me permita salir de este estado. El pensamiento mágico fomentado por Disney me ha hecho realmente mal. Y reconocerlo no ayuda a cambiarlo.
Es por esto que espero, espero una señal interna o externa que me permita dar un paso, moverme en cualquier dirección con tal de salir de la inmovilidad. Pero el miedo me insta a esperar una señal clara, algo que me de seguridad. A ratos siento que me apagaré esperando.
Y la omisión. Esa tentadora y abusada estrategia para no mentir pero no exponerse, no actuar, no arriesgarse. He omitido tanto que a ratos siento que me pierdo capítulos de mi misma.
Efecto postraumático le digo yo, pero cada vez estoy más convencido que es lisa y llana cobardía, asociada a malas decisiones y un guionista interno demasiado creativo.
Alguna vez mi hermano me dijo que yo era una mina demasiado jugada, apasionada, como para rodearme de gente sin cojones. Ahora creo que me sobrevaloraba y que acertaba en mi necesidad, solo por el hecho de que un cobarde necesita a alguien que lo empuje a actuar.

lunes, 5 de marzo de 2012

Porque la estupidez no está solo asociada al enamoramiento

Es sorprendente como algunos episodios de la vida y buenas conversaciones pueden, finalmente, demostrarnos lo estúpidos que somos. Y no quiero con esto culpar a quien me acompañaba este fin de semana en mi descubrimiento, porque la estupidez es de mi completa responsabilidad.
En algún momento de la vida, una amiga (y ex cuñada) me planteó que un@ se ponía tont@ en el estado de enamoramiento y que no razonaba ni eficaz ni eficientemente en este estado. Yo, por mi parte, en esa conversación discutí su argumento, pero los hechos terminaron demostrándome que tenía razón; estuve bruta, ciega y sorda mucho tiempo y los post del último año lo corroboran.
Fue entonces, en el momento de analizar la crisis, cuando decidí que la estupidez estaba asociada al enamoramiento, sin descartar que hay otros momentos de estupidez en la vida. Pero, definitivamente, un@ enamorad@ cae en ciertas estupideces en las que no caería sin amor de por medio.
La cosa es que este fin de semana me desengañé. Se puede ser estúpida sin estar enamorada, porque la estupidez no está solo asociada al enamoramiento y miles de otras situaciones nos dejan brut@s, cieg@s y sord@s.
Sin entrar en mayores detalles de la escena y los diálogos de la misma (no he consultado a la contraparte sobre la exposición pública de esta situación), el fin de semana me vi enfrentada a algo que siempre supe pasaría, que en alguna medida esperaba sucediera y que, aún así, me generó cierto dolor. Fue uno de esos golpes directos al ego, cuando te cuestionas porqué si las cosas salieron tan bien no llegaron a buen puerto; porqué si eres tan bien "evaluada" no te sacas un 7. Pero, como ya mencioné, era lo esperable.
Aún así hice puchero, ambos cambiamos el tono de la conversación, aclaramos puntos que no habíamos tratado antes y expuse, sin pensarlo, mis miedos y angustias más profundas. Y no es que la contraparte me hubiese hecho algún mal (la verdad es que ha sido una de las personas más importantes este último año), sino que ciertas circunstancias te exponen, sin esperarlo, a esos miedos que siempre están ahí. Y eso me sucedió a mi esta vez.
Mis temores, supondrán ustedes, están ligados a los acontecimientos narrados durante el último año en este blog, y a los proyectos que han sido descartados, modificados o postergados por esa razón.
Pese a todo, porque la escena y los diálogos fueron complejos, la situación terminó bien y, dentro de todo, me siento tranquila con todo. Pero me sentí -y sigo sintiéndome- muy estúpida. Por exponerme a situaciones que siempre debí saber no sabría manejar, por dejar que mi guionista interno pensara demasiado, por no haber sido lo suficientemente honesta ni siquiera durante esa conversación.
Hoy, conversando con una gran amiga, estuve jugando a la vida-ficción (así como la denominada política-ficción, en esa línea) y descubrí que no tengo nada claro y que, es posible, haya metido las patas hasta el fondo estos últimos meses y sobre todo en la última conversación. ¿Por qué? Porque como no tengo nada muy claro, tengo actitudes contradictorias y dejo de hacer muchas cosas por miedo, tanto a equivocarme como a lo que podría pasar, a no saber manejar las cosas y tantas cosas más. Algo así como cuando se deja de probar una nueva comida por temor a que no le guste o cuando se decide no intervenir en una discusión para no quedar mal con ninguna de las partes. Como dijo mi amiga, le he sacado un poco el poto a la jeringa, delegando gran parte de la responsabilidad de los hechos a mi contraparte.
Pese a todo, lo único que espero es que esta estupidez sirva de algo. Quizás debería quedarme con esos aprendizajes de estos meses, como dijo mi contraparte; mirar el vaso medio lleno, como le dije yo. Y alguna medida lo hago, de ahí la tranquilidad, pero al mismo tiempo me cuestiono lo hecho y dicho, me preguntó que pasará ahora y no logro siquiera responderme en que postura estoy.
Por ahora solo puedo decir que me siento estúpida, pero a la vez tranquila, que no haré nada más porque la verdad es que no sé que hacer o no hacer, y que espero profundamente que la experiencia sirva de algo.

viernes, 20 de enero de 2012

Sequía, desorientación y otros condimentos

Estoy desde mediados de diciembre tratando de escribir algo, transformar mis eternos caldos de cabeza y discusiones con el guionista interno en algo que compartir, pero la verdad es que estoy en sequía. Es gracioso que lo diga ahora que estoy escribiendo, pero la verdad es que decidí hacer un popurrí con algunas ideas que me han rondado para ver si escribiendo supero la crisis creativa.

Sequía

Como decía, me encuentro en sequía literaria, por así decirlo, ya que la redacción no me está fluyendo. Si consideramos mi profesión, esta situación podría ser altamente preocupante, pero tengo la sensación que el cansancio acumulado y otros fenómenos -que detallaré más tarde- son los responsable y no es que mi habilidad para escribir se haya escapado por la ventana o quedado en el año que nos dejó.
En el ámbito laboral la vida está algo aburrida, lenta, porque como buen último mes de trabajo en pleno verano y con todos tratando de cerrar el semestre, las actividades y noticias no abundan en esta Facultad. No hay mucho que hacer, la verdad.
Por otra parte, mis últimas semanas del 2011 estuvieron agitadas, la última muy entretenida, pero el 2012 llegó con más calma de lo que hubiese querido. De hecho, si siguiese la creencia de que los primeros 12 días del año serán reflejo de los meses, este será el año más fome de la historia. El primero estuvo relajado y en familia; hasta el 2, 3, 4 y 5 fueron full pega; el 6 y 7 entretenidos y canzadores...y ahí se acabó mi año. El domingo 8 fue hacer nada y de ahí en adelante la fomedad se apoderó del mes. Por lo tanto, mi vida tendrá cierto grado de acción entre febrero y julio, mientras que los demás meses deberían ser una lata atroz.

Desorientación

Y en medio de esta fomedad absoluta y tiempo de sobra para divagar por la red y pensar, descubrí que estoy un poco desorientada. Sé que este fue un concepto recurrente el 2011, pero esta vez tiene otra significado.
Durante el año pasado la desorientación provenía de una herida, del aprender a vivir una nueva realidad, construir un nuevo yo que me permitiera superar el incidente que marcó mi término de 2010 e inicio del 2011. En cuanto a lo concreto fue un año estático, porque por esa misma desorientación y proceso de reconstrucción, me dediqué a hacer un recorrido introspectivo y no ha concretar planes...todo estaba en re evaluación.
Pero ahora mi cuerpo y mi espíritu se están desentumeciendo, por lo que lo estático de mi vida me está sacando de quicio. El problema es que la improvisación no es parte de mis talentos y no sé hacia donde dar el siguiente paso.
Quiero estudiar, pero no sé que; quisiera conocer gente nueva, pero no sé cómo; quisiera descubrir dónde dejé mi motivación y la verdad es que no sé dónde buscar.
En este momento nada me entusiasma y con facilidad regreso a la sensación de que algo me falta. Como han de suponer las conclusiones llegan rápidamente a suponer que me falta un partner, en el más amplio sentido de la palabra, y pese a la innegable y valorada compañía de amigos y amigas, no es lo mismo.
No sé si anteriormente divagué en torno al concepto de partner, pero para no extenderme demasiado, para mi un partner es alguien con quien cuentas 24/7, con quien haces planes, proyectos. En algún momento de la vida los amigos pueden cumplir ese rol, pero a mi parecer en este momento de la vida el partner es una pareja o la familia, dependiendo de las circunstancias. Y aquí volvemos a las divagaciones de siempre...supongo que no me queda más que esperar.

Otros condimentos

Entonces el guionista interno se vuelve un problema, porque es capaz de incluso contradecir a mi racionalidad y mi consciente, escribiendo las historias más entretenidas con los protagonistas menos apropiados. Pero como dije hace unos días, mi política 2012 será la paciencia y la fuerza de voluntad. No estoy dispuesta a dar mi brazo a torcer o actuar en contra de mis decisiones porque no fui lo suficiente paciente o tentada. Algo que haya sacado en limpio de mis errores anteriores y del 2011, ¿o no?
Pero las cosas no terminan ahí. El cansancio acumulado tras un año demasiado difícil me está pasando la cuenta y figuro cual presa marcando los días para mi ansiado mes de descanso. El problema es que no tengo ningún plan ni destino ni acompañante para hacer planes. Mis amigas o se van con sus familias o no tienen vacaciones, mi hermano supongo que pasará todo el mes fuera entre vacaciones con primos y amigos, y mis padres aún no deciden nada, así que me veo encerrada todo el mes en StgoCity.
Como comprenderán, quiero y no quiero que lleguen las vacaciones. Temo por mi integridad mental, hallándome ociosa mirando el techo y a mi guionista interno con todo el tiempo del mundo para pensar idioteces.
Ahora, como me carga verme inmovilizada, creo que regresaré al psicólogo, esta vez en busca de orientación vocacional; sacaré licencia de conducir antes de que el miedo me gane y no me suba nunca jamás a un auto, y me daré espacios para pensar, por lo que supongo pasaré más seguido por acá en cuanto tenga tiempo libre.
No sé si lograré encontrar el rumbo pronto o no, si "solucionaré" mis asuntos pendientes o no, pero pese a que la paciencia es una de las ideas fuerza 2012, no quiero quedarme quieta, al costado del camino, esperando que me llegue la inspiración. De alguna forma la tengo que encontrar.