martes, 17 de abril de 2012

Verborrea mental

Así, tal cual. A veces hay cosas que gatillan ideas y esas ideas necesitan transformarse en algo sólido para no ahogar al cerebro.Desde el principio. Esta semana mi ánimo está re bien, ando motivada por la vida e incluso tentada de la risa. Después de ese inicial estado de bienestar sin sentido, vino a mi el ataque de antojos. Sí, porque cuando ando motivada por la vida me lleno de ideas, miles de cosas que quiero hacer y, lamentablemente, no todo se puede hacer.¿Por qué? Porque hay deseos imposibles, porque hay cosas que uno quiere hacer acompañada y no hay quien te acompañe, porque hay cosas que se hacen de a dos...simple. Filo, no había entrado en la dinámica de la amargura, sino que decidí hacer lo que se podía y "trabajar" para lograr hacer las otras cosas, cumplir otros sueños, ejecutar otras ideas.
Cuando había decidido que esta sería mi política de vida, fui al cine a ver Joven y Alocada. Me llené de ideas, recuerdos y sensaciones que me tienen aquí escribiendo compulsivamente y en un estilo distinto del tradicional a este espacio.

Me faltó mi juventud joven y alocada

Y no es que sea una vieja de mierda, pero efectivamente no hice, dije, probé muchas cosas por temor, nervio u otra sensación extraña en el periodo "adolescente" de la vida...además de que siempre he sido mega ultra loser...hay que decirlo.
¿Se puede hacer algo al respecto ahora? En alguna medida creo que he comenzado a hacerlo y, por otro lado, creo que jamás sería taaaaan loca como la protagonista de la peli (sin juzgarla, sino que comparando). Pero creo que hay cosas que no he hecho que podría probar hacer.
Supongo que en ese mismo proceso veré que hay ideas que no ejecutaré porque no vienen conmigo, se me ocurrirán otras cosas y descartaré algunas que hoy juro a pies juntillas haría.
De alguna forma la nueva Piuli entró en la adolescencia...=P

Caminando hacia la incertidumbre

Definitivamente mi psicólogo tenía razón y necesito alejarme del estado de confort óptimo en el que trato de encontrarme siempre y acercarme a la incertidumbre cotidiana de la vida. No puedo saber todo ni controlarlo todo y tengo que aprender a vivir con eso. ¡Pero me cuesta!
Ahora, la incertidumbre tiene su gracia. No saber le da un toque a la vida, hace que ciertas situaciones sean entretenidas. La ignorancia incentiva la espontaneidad y eso a la sorpresa y eso a los momentos choriflai de la vida, los momentos kodak.
Además, con una amiga estamos cada vez más convencidas que las personas ignorantes, que nada saben, son más felices. Y aunque es más que claro que no podré entregarme jamás al placer de la ignorancia absoluta, estoy trabajando para otorgarle la ignorancia necesaria al día a día.
Lo bueno es que creo que me he movido algunos centímetros hacia la incertidumbre y estoy "actuando" en escenarios donde antes no estaba dispuesta a estar o donde no "actuaba" hace años.

Compras "only girls"

Hace mucho, pero mucho tiempo que tengo ganas de salir de compras solo de chicas. Con esto me refiero a ir a comprar ropa interior, hablar de "niños", vitrinear juguetitos, probarse ropa especial y ese tipo de cosas.
La verdad es que hace tiempo que rehuyo de tener esta salida, sola o acompañada, porque sentía que no tenía mucho sentido. En general, para mi este tipo de salida eran la previa a algún panorama de a dos y como ahora no hay un otro con quien hacer panoramas, prefería evitar la escena para no terminar con crisis o hacer pataleta.
Pero no porque esté sola tengo que aburrirme, decidí ayer y después de ver la peli hoy me encontré más razón. Así que iré a pasear con una amiguis a tener una salida de amiguis con temas de amiguis. Suena un poco hueco, pero la verdad es que es necesario ese espacio con las amigas de vez en cuando y yo hace mucho rato que olvidé que esto era necesario.

"Es parte de mi encanto"

Esa frase que uso con relativa cotidianidad desde hace unos años (robada de una amiga) suele ser la muletilla con que cubro defectos y virtudes destacadas por un otros. Con eso y una batida de pestañas puedo evitar una pelea, con la misma frase puedo hacer como que no me sonrojo con algún piropo.
Pero, además, he descubierto que, a pesar de todo, me gusta como soy y efectivamente "pifias" y "gracias" son parte de mi encanto. Nunca he sido de aparentar, pero creo que ya no es una opción siquiera. La diplomacia es mi límite y con eso quiero decir que estoy dispuesta a ser atinada para decir las cosas, pero no a evitar opinar u ocultar una idea.
Quizás esta no sea una idea nueva, pero en una conversa hace unos días alguien me expuso el tema de "las minas dicen esto pero quieren decir lo otro" y, aunque he pasado por el típico "no me pasa nada", cuando digo algo no quiero decir otra cosa. Si digo que alguien o algo me gusta, eso es todo, si me molesta, también lo digo y si me preguntan algo, respondo lo que me preguntaron y si no quiero responder no digo nada, ¿para qué voy a responder mentiras?
Es parte de mi encanto y quien quiera ser algo mío (amig@, piche, novio, compañer@ de pega buena onda) se tiene que bancar a esta mina tal cual es. Punto.

Tengo la sensación que tenía más ideas en mente cuando salí del cine y en el momento en que me senté a escribir, pero creo que con el desarrollo de estas ideas mi mente se desahogó.
Siento que entré en una nueva fase. Raro.

martes, 10 de abril de 2012

Preguntas y respuestas de preguntas que no esperaban respuesta

A veces hay que armarse de valor y dejar que las preguntas que se pasean por la cabeza, salgan contenidas en palabras o textos y lleguen al único interlocutor que puede responderlas. Y, generalmente, eso es más difícil de lo que uno quisiera.
Pero increíblemente encontré un poquito de valor escondido en un cajón pequeño de mi mente y decidí formular las últimas preguntas, esas que quedaron pendientes, anotadas, y que por falta de tiempo y voluntad quedaron esparcidas por el viento y se perdieron en el tiempo sin su respectiva respuesta. Otras tantas surgieron después, con el tiempo, en el análisis propio de toda finalización, pero en ese momento ni yo misma era capaz de estructurar ninguna pregunta ni menos dar respuestas.
Pese a todos los pronósticos y en contra de mis propias expectativas, recibí una respuesta a mi comunicación y, además, ésta fue medianamente positiva.
Obviamente, aquí empieza la segunda etapa, esa que no todos consideran, donde la apertura de una nueva puerta desata un montón de elucubraciones mentales que agobian a las ideas que normalmente se pasean por el consciente y subconsciente.
Nuevamente descubro con sorpresa que estaba preparada para eso, que no tengo tantas elucubraciones en mente y que, las que existen, no están desordenando mi normalidad.
Pero nunca tan perfecta ni controlada...un dejo de nostalgia comienza a perfumar el ambiente y regresan esas tontas interrogantes de adolescente a distraerme de vez en cuando.
Preguntas y respuestas originadas de esta pregunta que no esperaba respuesta, me hacen revolver las cajitas donde están guardados los recuerdos, los cajones donde dejé los informes con las conclusiones, la línea de tiempo de esta historia para ver si olvidé algo que merecía la pena ser considerado. Pero maravillosamente, puedo hacer esto con calma, incluso con paz, sintiendo que será la última vez que repita este proceso.
Podría dejar a continuación prácticamente todo el disco, pero la siguiente canción es la principal, que explica lo que, pese a todo, y a que las cosas y los sentimientos han cambiado, sigue identificando de alguna manera cada paso de este camino.

Don’t you remember?

When will I see you again?
You left with no goodbye, not a single word was said,
No final kiss to seal any seams,
I had no idea of the state we were in,

I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head,

But, don't you remember?
Don't you remember?
The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

When was the last time you thought of me?
Or have you completely erased me from your memory?
I often think about where I went wrong,
The more I do, the less I know,

But I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head,

But, don't you remember?
Don't you remember?
The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

Gave you the space so you could breathe,
I kept my distance so you would be free,
And hope that you find the missing piece,
To bring you back to me,

Why don't you remember?
Don't you remember?


The reason you loved me before,
Baby, please remember me once more,

When will I see you again?

martes, 3 de abril de 2012

Divagaciones

Las cosas nunca volverán a ser iguales. Esa fue mi conclusión. Pensé que las vivencias, que nuevamente nos pusieron en escenarios inesperados, nos permitirían...no sé...la verdad es que no sé que esperaba.
La escena tuvo de dulce y agraz, como la mayoría de los episodios de la vida, pero después de disfrutar el momento, llegó el tiempo de la reflexión y la nostalgia se apoderó lentamente de mi. Se ha vuelto recurrente el interrogatorio interno después de los más cotidianos eventos, y aunque generalmente encuentro respuestas, esta vez me quedé paseando por mi memoria, sin preguntar ni responder demasiado.
Las conversaciones nocturnas entre mis diversos puntos de vista se están repitiendo más de lo esperado y constantemente se extendían hasta que un sueño acallaba la conversación.
Comienzo a pensar que debo retomar mi actitud ejecutora, abandonada meses atrás. Porque siempre ha sido necesario pensar y repensar las cosas antes de actuar, pero tengo el vago recuerdo de que, en algún momento, fui más valiente, más arrojada. Estoy demasiado abocada al diálogo.
Hoy quisiera parar el tiempo un rato y tenderme en un parque a pensar. Quisiera tener una conversación con alguien que fuera una buena contraparte, que me cuestionara, que me hiciera pensar, que me aconsejara. Incluso una muestra de afecto al final de la conversación sería positivo, con o sin una buena conclusión entre las manos.
Pero no. Al mismo tiempo creo que no existe esa contraparte ni tampoco la posibilidad de tenderme en un parque a pensar. Tengo que, sobre la marcha, al mismo tiempo que vivo mis días, pensar y decidirme a actuar. Más de alguien me diría que para eso soy mujer y que tengo que poder mascar chicle y subir la escalera el mismo tiempo.
Hay algunas decisiones tomadas, pero me falta el valor para ejecutarlas. Hay otras situaciones que aún debo procesar. Otras que debo asumir y aprehenderlas. Quizás debería poner las cosas en una lista y...no, no voy a caer otra vez en lo mismo.
Definitivamente las expectativas me jugaron una mala pasada y como no seguí mi estrategia de esperar siempre lo peor para estar preparada para todo, ahora me encuentro sin entender mucho lo que pasó ni menos lo que podría pasar.
Lo malo de todo esto es que comienzo a hacerme preguntas que no me hacía hace ya mucho tiempo. Vuelven a aparecer temores que creí aplacados, surgen angustias que pensé había superado, reaparecen nostalgias indeseadas. He avanzado menos de lo que pensaba.
Lo bueno, creo que voy por buen camino, efectivamente desentumeciendo mi vida y comenzando a avanzar. Falta claridad, aún no hay un norte totalmente claro, pero comienzan a visualizarse algunas certezas que me permiten dar pequeños pasos.
Las cosas no volverán nunca a ser iguales. Lo más probable es que ni siquiera se parezcan a lo que fueron. Seguramente habrá escenas nuevas e inesperadas. Y la ansiedad y el temor se apoderan de mi al no ver el futuro.
Como me acuerdo de algunos amigos e importantes personajes que se bajaron de esta historia cuando empiezo a dar manotazos de ahogada porque no sé que pasará mañana. Maldito sea el día en que me enseñaron a proyectarme, usar una agenda, hacer una carta gantt.
Si algo he tratado de aprender estos últimos años es que no sirve de nada hacer demasiado planes. Las expectativas juegan malas pasadas y las infinitas probabilidades que surgen entre lo que deseamos, lo que podría ser y lo que hacemos, finalmente hacen que uno se estrelle contra una realidad totalmente inesperada.
A ratos siento que no había crecido ni madurada nada, que simplemente tengo la capacidad de enfrentarme exitosamente a nuevos escenarios, pero que en el fondo seguía siendo la niña inocente y soñadora de los 11 años. Y de pronto me he visto obligada a ser una mujer, con problemas y penas de adulta, con miedos e inseguridades de adolescente, con sueños e ilusiones de niña, y con la soledad propia de la gente grande. Uno nace solo y muere solo, dice mi papá.
Las cosas nunca volverán a ser como antes. El futuro seguramente no será como lo espero. Las cosas tardarán más de lo anhelado. Todo costará más de lo deseado. Las cosas nunca volverán a ser iguales.