miércoles, 26 de enero de 2011

Tranquilidad aparente

Quisiera saberme tranquila y bien, aunque si dijera que estoy bien mentiría. Pero pareciera que me veo mejor de como me siento, porque asusté a mis amigas con mi voz esos días de crisis, pero me encontraron mejor de como sonaba.
A ratos quisiera sentirme así, como de vacaciones eternas, sin problemas ni angustias, pero los momentos en que vuelvo a pensar en todo lo que pasó, la pena sale desde ese rincón en donde se esconde para arañarme el alma nuevamente, como si todo hubiese ocurrido ayer.
Es complejo sentir que avanzo cuando esa sensación vuelve, cuando la angustia me comienza a apretar el pecho... a ratos creo que la tos que aún no me abandona es más por ahogo emocional que por asma.
Por ahora, dejo que esta tranquilidad aparente me cubra y, supongo, en algún momento tendré nuevamente una crisis de llanto y después otro periodo de calma, porque vivir un duelo es un trabajo largo...dicen.

sábado, 22 de enero de 2011

Aprender a rendirse II

Si asumir que luchar por lo inalcanzable está siendo difícil, asumir que no estoy bien, que no soy capaz de seguir con el ritmo normal, ha sido horroroso.
Puedo sonar un poco engreído, pero siempre me ha costado pedir ayuda, asumir que no me la puedo con algo y tirar la esponja. Y no estoy hablando de pedirle a alguien que te abra un frasco de mermelada o que te hagan la basta de un pantalón, porque obviamente no puedo hacerlo todo, pero yo siempre respondo ante mis responsabilidades, tratando de hacer las cosas bien. Autoexigencia, que le llaman.
Pero el jueves colapsé, reventé, no pude con la angustia que me producía la pena y al mismo tiempo la angustia de no estar haciendo bien mi pega, no poder concentrarme en algo, estar a media máquina. El resultado de todo lo que me comí calladita y con palitos chinos durante el año pasado, finalmente me pasó la cuenta.
Ahora estoy iniciando un proceso sumamente extraño, donde me siento más dependiente que de costumbre y sola, por supuesto, porque nadie siente lo que yo y no hay forma de traspasar las sensacines para que me entiendan. Estoy sola en esta carrera.
Sé que esto no es signo de debilidad, sino que demuestra que soy tan persona como los otros seres humanos de la tierra y así como hay gente que se pone irritable, otra que se enferma del estómago, otra que se hace la loca con los problemas y termina generando graves enfermedades...yo simplemente me derpimí, tuve otro sistema de válvula de escape.
¿Qué espero de esto? Que las sensaciones desagradables se vayan pronto y que pueda comenzar a ver con claridad lo que pasó, para aprender, y lo que vendrá, para arriesgarme a vivir el futuro.
Hago esto público, aunque muchos no entiendan de que hablo, porque creo que es parte del proceso de asumir que puedo no poder, que tengo permiso a fallar y que es mejor decir no puedo que hacerse daño o hacer las cosas mal.
Sé que pese a que esta lucha es personal, no estoy sola, pero como he tratado de explicarlo en varias ocasiones -y alguien ya me entendió-, no tener un partner para afrontar los problemas, las alegrías y penas de la vida, es lo que más me va a costar, definitivamente.
Espero aparecer próximamente a hablar de este o de otros temas, pero también quiero tomarme la licencia a cabalidad...no sé cuando vuelva.
Hasta pronto.

martes, 18 de enero de 2011

La luna y la soledad

Cuando me bajé de la micro y vi lo hermosa que estaba la luna, tuve el impulso de enviar un sms con algo así como "viste tu regalo? no pude evitar recordarte", pero después de redactar unas 10 veces esa estúpida frase en mi mente, decidí que enviar el mensaje era más estúpido aún. Sí, lo volví a amar, por unos minutos, como si nada hubiese pasado. Y sí, me sentí tonta después de eso, obvio.
Pero lo dejé pasar y decidí que era más fuerte de lo que muchas veces pensé. Recordé cuando le preguntaba, después de algún gran momento, "qué haría yo sin ti" y su respuesta automática, para molestarme, era un "serías mucho más feliz". Ahí le discutía que yo no podría entender el mundo sin él y todas esas melocidades que uno se dice cuando está enamorado y convencido de que lo que tiene es maravilloso.
Efectivamente me ha costado entender el mundo sola y estoy en un proceso extraño que no sé si llegará al buen puerto de disfrutar de mi individualidad. Pero no me morí, como muchas veces creí y, dentro de todo, mi mundo sigue marchando.
Horas más tarde, definiendo planes para el fin de semana, constaté esa individualidad. Solo una pareja tiene la disposición de hacer calzar los planes, de coordinar su agenda con la tuya y de buscar como hacer todo lo que tú quieres y él quiere y cada uno quiere por separado.
Y aquí es cuando me cuestiono si podré con esto. Entiendo que volver atrás no es una opción saludable para nadie, pero no sé ser sola. Y no tiene que ver con que no tenga mis espacios, que no sea capaz de organizar mi vida en torno a mi o que no haga vida social como individuo, pero estoy acostumbrada a pensar de a dos...y no sólo es culpa de él.
Antes de él hubo amigas que fueron ese partner que, a mi juicio, todos necesitamos. Estaba en el colegio, disponíamos del mismo tiempo y horarios, así no era tan complejo ser partner tampoco. Y después de eso llegó él a aprender conmigo como ser pareja, lo que me acomodó sobremanera.
Entonces no sé ser sola, no sé salir a vitrinear sola, odio comer sola, no voy al cine sola e incluso extraño a mi hermano ahora que está de vacaciones porque el segundo piso está más vacío sin él. ¿Tonto? Puede ser, pero es lo que hay.
Sé que nadie se muere de amor (aunque la historia familiar me diga lo contrario) y que, en algún momento, podré mirar atrás y ver esto como un doloroso proceso de aprendizaje, pero como un capítulo del pasado al fin y al cabo.
Ahora, cuánto va a durar esto y como es que seré capaz de superarlo, en este momento, no puedo ni imaginármelo y a ratos incluso me parece más viable que las cosas se arreglen a que yo dé el siguiente paso. Pero no va a ocurrir. Como dije unos post atrás, no vivo sola en este mundo y las cosas no dependen solo de mi, sino las cosas habrían sido tan distintas.
Supongo que ahora está terminando alguna actividad nocturna con los chicos o iniciando la evaluación del día con los otros jefes (dirigentes y guiadoras, diría él), y quisiera creer que vio la luna y también se acordó de mi, porque quiero creer que me amó y que se acuerda que le regalé la luna unas mil veces solo para tener una excusa para llamarlo.
Por el momento solo me queda ir a dormir...y dar gracias porque la luna no se ve desde mi ventana.

sábado, 15 de enero de 2011

Redefinición indefinida

Acabo de editar mis notas anteriores para que sean legibles con la nueva plantilla que puse en mi blog y descubrí que en más de una ocasión definí para que utilizaría este espacio. Me sorprendí -honestamente- de los variados giros que he tenido en estos últimos años.
Debido a los últimos acontecimientos en mi vida he pensado bastante, encontrando definiciones autoimpuestas en mi actuar, reglas para diversas circunstancias, además de un sinnúmero de sueños, frustraciones y alegrías en mi camino. Podría decirse que es lo normal, pero definitivamente he puesto énfasis en los márgenes de acción.
Lo que vi reflejado en mis entradas -las definiciones de uso de este espacio- muestran que me he esmerado por controlar las circunstancias a toda costa (en mi antiguo blog escribí algo sobre las circunstancias y desde ese día -aunque no recuerdo el contenido de la entrada- adoro esa palabra).
¿Con qué fin hice eso? Mi psicólogo diría que es mi perfil de carácter obsesivo que necesita tener todo bajo control para disminuir los niveles de ansiedad, pero de forma menos técnica y a mi modo de ver, simplemente me gusta saber a dónde pisaré para avanzar.
Pero por ahora me cuesta mirar al futuro. Y no lo digo en el sentido de creer que lo hay, sino que no me veo en el, porque con suerte me encuentro en el presente, además de haber comprobado empíricamente que mis métodos de control sirven de nada. Pero pese a eso, quiero creer que esta es una oportunidad para ser más feliz.

Y si considero este quiebre como un comenzar, una nueva oportunidad, mi única obligación para conmigo es tomar esa chance. Qué significa eso por ahora no es claro, pero a ratos siento que tampoco es necesario que llegue esa claridad.
Muchas veces me han dicho que soy cuadrada y, efectivamente, hay "cuadradeces" que no abandonaré, como la de mi manejo financiero. Pero siento que puede ser útil liberarme de algunos temores y esquemas.
Por eso mismo, he decidido que este espacio no tendrá un fin específico. Qué encontrarán será algo tan indeterminado como que escribiré o publicaré y, por tanto, dependerá de ese futuro que no somos capaces de controlar, aunque lo planeemos todo.
Quizás es la primera lección que aprendo de esto, porque pese a que tracé con delicadeza cada movimiento de lo que tuve, no pude controlar un millar de factores que finalmente hicieron que mi hermoso bosquejo de una vida quedara arruinado.
En esa misma línea es que, hace unos días, con una amiga recordamos las muertes de los seres queridos -ella de su padre y yo de mi abuelo- y verbalizamos lo que esos momentos nos hicieron cuestionarnos. Ella se cuestionó la volatilidad de la vida y yo la capacidad coartadora de la muerte. En el fondo apuntábamos a lo mismo, como de un momento a otro cambian las circunstancias sin que puedas hacer nada, absolutamente nada.
Después de esa conversación es que vi con mayor claridad a lo que me estaba enfrentando. Porque hacer un duelo suena como a llorar lo que perdiste (o así lo plantea la gente), pero en realidad es llorar por lo que no tendrás. En mi caso, porque todos esos proyectos y planes fina y meticulosamente planeados jamás se realizarían, y el matrimonio, los viajes, los hijos y demases nunca llegarían.
La respuesta más reiterativa es que no era el momento y fue muchos mejor ahora que después de que todo eso pasara, pero eso no es algo aplicable en realidad. Efectivamente no es lo mismo deshacer un noviazgo que un matrimonio con hijos (principalmente porque hay más involucrados), pero siempre habría planes que quedarían truncados y eso es lo que en alguna medida se llora.
Lo que viví no se irá de ninguna forma y aunque hoy me cueste reconocerlo, crecí, aprendí y descubrí muchas cosas que sola o con otro jamás habría encontrado. Pero ya no podré, de ninguna forma, vivir lo que íbamos a vivir juntos, porque ya no hay un nosotros y ahí está el origen de la pena.
Sé que dirán que estoy loca, que es increíble como me gusta calentarme la cabeza y que hasta esta entrada se parece más a una de Bar que a una mía. Solo puedo decir que en estos momentos es difícil frenar al cerebro y que, como dice Shrek, es mejor afuera que adentro.
En resumen, trataré que esta incertidumbre perdure en el tiempo y me de así más libertad en el futuro. Espero que así mi vida sea más fácil, me haga más feliz y me evite un episodio como este nuevamente...aunque mientras haya un otro involucrado -y eso ocurrirá siempre porque no vivo sola en el mundo- nunca se sabrá el final de la historia.
Y eso se verá reflejado en este espacio que, como ven, se transformará en un revoltijo de emociones, palabras, imágenes y sonidos que me permitirán elaborar mis ideas y dar el siguiente paso...quien sabe hacia donde.

domingo, 2 de enero de 2011

Aprender a rendirse

Hay momentos en la vida en que uno debe aprender a rendirse. Y no es que crea que todas las batallas deben ser abandonadas, pero balanza en mano se descubre que hay luchas que matan antes de pelearse.
Quisiera no tener que decirlo, pero efectivamente esta batalla ya no vale la pena. No alcanza el amor, la paciencia, la inocencia, la confianza ni ninguno de esos tiernos sentimientos que todo corazón enamorado suele guardar.
Asumo que muchas veces me dejé consumir por esa nebulosa del romanticismo que siempre me ha caracterizado, tratando de ver siempre el vaso medio lleno y no medio vacío. Valoré cada paso y puse mi fe en esos avances, creí en los cimientos que juntos pusimos día a día e intenté dejar atrás las críticas e intervenciones externas para no contaminar el proceso. Trabajé en mi carácter, entregué todos mis sentimientos, dediqué cada segundo a que las cosas funcionaran lo mejor posible y, en algún momento y pese a que muchos me criticaron por ello, postergué mis espacios en pos del mundo compartido, de ese nosotros que tanto quería.
Pese a sus errores y los míos nos di más de una oportunidad para volverlo ha internar, para que ese amor profundo y sin límites no se perdiera en las palabras y las caricias, tomando el cuerpo que siempre deseamos, transformándose en nuestra vida.
Fui demasiado ingenua, entregada, apasionada. Puse toda mi energía a disposición del proyecto y bajé cada una de las barreras que intento poner entre el mundo y yo. Tal vez el problema es que soy intrínsecamente tonta, creo en la gente y me dejo llevar por esa cálida sensación que entrega la confianza y el cariño.
No creo que haya tenido jamás malas intenciones, no, tengo obsolutamente claro que me amaba demasiado como para siquiera soñar con hacerme algún daño, pero sin duda tenía una serie de defectos que no lo ayudaban a amarme.
¿Qué pasó entonces? Como suelo decir muchas veces, es una interesantísima pregunta. La verdad es que en esta ocasión me cuesta ver en que fallé, aunque supongo que tengo responsabilidad en el proceso. Es posible que le haya hecho creer que haría cualquier cosa, que este efectivamente era como un cuento y que nada ni nadie nos separaría. Al parecer soy menos princesa de lo que quisiera.
Por su parte, él no supo luchar contra sus miedos, fue más fuerte su temor que su amor, si inmadurez que su confianza en nosotros y se entregó a las circunstancias.
¿Que viene ahora? Luchar para que no me ahogue la corriente, para que la pena no me consuma, que este amor se muera y me deje seguir caminando quién sabe hacia dónde. ¿Cómo se hace todo eso? Nuevamente, una interesantísima pregunta.
En teoría el 2011 traía una serie de proyectos especiales: estudiar inglés, aprender a manejar, quizás encontrar un mejor trabajo. Pero había un proyecto único y especial que le daba sentido a todos los demás. Ahora siento que fui tonta, inmadura, apresurada, pero supongo que todo estaba justificado en esa fuerza impetuosa e inagotable que me daba el amarlo. Si miramos el lado positivo me ahorraré mucho dinero y dolores de cabeza.
Si miramos el lado negativo podría escribir un nuevo post, pero ya no creo que valga la pena.
Hay momentos en que uno debe aprender a rendirse. Al parecer este será mi primer momento. Hasta siempre.