miércoles, 27 de abril de 2011

Qué malditos son estos días

Tengo más que claro que aquí están interviniendo mis hormonas y las mañas propias de "esos" días. Esto no quiere decir que se me haya acabado la pena, pero creo que no me sentía tan mal desde hace meses...tantos meses como para que Fampa pudiese regalonearme y quitarme esa desagradable sensación.
Me duele todo, quiero acostarme, tengo ganas de hacer puchero, me gustaría que alguien me abrazara apenas saliera del diario o llegar a dormir abrazada, con sus man os en mi vientre para ver si se me quitaba el dolor.
Además pasan tantas otras cosas que me gustaría compartir con él. Por ejemplo, habrá una convención en mayo en Estación Mapocho para los ñoños de Chile, con stand de los fans club de nuestras series favoritas y charlas, venta de cómics y tanta otra cosa entretenida.
Mientras revisaba el sitio para armar bien la nota el evento me parecía entrete, pero cuando vi las fotos de los fans club y las peleas de yedi y hechiceros morí...sí, soy ñoña y siempre lo he asumido, pero ya no tengo un ñoñito que me acompañe a ñoñear.
Y así, los miles de episodios en que me siento sola se repiten día a día, sin que pueda dejar de sentir ese vacío del que les hablaba el otro día, como que me estoy vaciando por dentro minuto a minuto. ¿Qué pasará cuando ya no me quede nada adentro? ¿Podré volver a llenarme con algo más?
Lo peor es que no sé si retomaría las cosas con él, es como que me duele haber perdido todo porque precisamente sé, en el fondo de mi, que esto ya no puede ser.
He soñado que me llama, que me pregunta para que sigo escribiendo estas cosas, que me ama, pero que de nada sirve si ahora estamos tan lejos. Es como de novela romántica, como de tragedia griega como solemos decir con una amiga.
Supongo que solo me queda seguir recordando, extrañando, hasta que logre hacer algunas cosas sola, otras las deje de hacer o encuentre alguien nuevo que me acompañe o me invite a hacer nuevas actividades. No sé.
Todos creen que esto se va a pasar cuando encuentre a alguien, pero la verdad es que aún no tengo ganas si quiera de "vitrinear", menos de conocer a alguien y entrar en la dinámica de ver si le gustas, ver si te gusta, coquetear...no, no tengo energías para eso.
Como dijo mi psicólogo, la misión es esconderse en la trinchera hasta que cese el fuego y pueda salir. El problema es que a ratos siento que no va a parar nunca esta guerra.
Y mientras escribo llegan más recuerdos a mi y la pena se transforma en un nudo en la garganta que casi no me deja respirar. Supongo que en este momento tú estas dejándote querer por tu nueva "enfermera" en Iquique.
En fin, mejor sigo trabajando para irme pronto.

martes, 26 de abril de 2011

¿Me dediqué a perderte?

También estoy de acuerdo con que el título no es bueno, pero el otro día escuchado el tema de Alejandro Fernández que lleva ese nombre me puse a pensar un poco en ese "concepto".
No, no estoy justificando sus errores, porque cometió mucho y definitivamente no era todo lo que yo busaba (aunque ahora no sé que busco), pero yo seguía enamorada e ilusionada, pensando que todo cada día sería mejor. Al parecer, yo no vi muchas señales que él me dio, detalles que sumados lo fueron desencantando y, de apoco, alejando de mi.
Quizás esa crisis del 2009 fue el inicio de todo. ¿Se acordará porqué discutimos? La verdad es que yo no recuerdo el motivo, pero recuerdo que estuvimos unas dos semanas distanciados y que, por mi constante y estúpida curiosidad revisé su correo y descubrí unos mails a una ex compañera de universidad. Sí, dos semanas separados y ya tenía intenciones de salir con alguien más.
Me sentí traicionada y me junté con él para cobrarle sentimientos, decirle que era un estúpido, que ni siquiera habíamos terminado y estaba buscando a otra...quizás no fue nada, pero para mi pesó lo mismo que cualquier infidelidad y él lo entendió así.
La verdad, ahora que miro hacia atrás, no sé porqué decidí volver a intentarlo en ese momento. Tenía rabia y desconfianza, sentía que en cualquier momento podría dejarme, preferir a otra...los que me conocen saben que nunca he tenido buen autoestima y, por supuesto, este episodio no ayudó. Pero lo amaba, veía en sus ojos algo que no creí -y aún me cuesta creer- podría encontrar en otra mirada. Decidí seguir.
¿Por qué decidiste seguir tú conmigo? Me encantaría preguntarte ese tipo de cosas, tener esa conversación que nunca nos permitiste tener y despedirnos con las ideas claras. Pero ya entendí que no es posible. Supongo que verme te despertaría las rabias y dolores del pasado, ese pasado que para mi sigue siendo presente y que para ti quedó atrás en el momento en que iniciaste una nueva relación.
Entonces, "porqué no te llené de mi cuando aún había tiempo; porqué no pudé comprender lo que hasta ahora entiendo, que fuiste todo para mi y que yo estaba ciego..." como dice la letra de la canción.
Quizás me sentía demasiado segura de lo nuestro. Cada día había más y nuevos planes, el futuro parecía más cercano y concreto... jamás pensé que abandonarías todo eso.
Fui ciega y temerosa, esa es mi conclusión. ¿Para que sirve? Para en un futuro, que ahora veo lejano, no volver a repetir estos errores, sea quien sea quien me acompañe.
Pero también entendí que siempre hizo lo mismo y que tampoco lo dimensioné. Siempre que hubo un problema prefirió dejarlo pasar, ignorarlo, no verbalizarlo o simplemente terminar con todo por no sufrir, por no enfrentar. No sé si es cobardía, falta de amor o de compromiso, pero efectivamente cada vez que tuvimos una crisis, de esas crisis de verdad, quiso dar un paso al costado y fui yo quien lo busqué porque creí en este amor hasta el último segundo que estuvimos juntos...y quizás hasta mucho después.
Eso me reafirma la ceguera, que no solo no vi mis errores, sino que tampoco vi en su real dimensión sus actitudes.
Y después vinieron otras crisis, otras discusiones, otros términos por peleas puntuales que terminaban en catástrofes porque se había guardado mil cosas...¿no confiabas en mi que no me decías las cosas? ¿no estabas dispuesto a enfrentar las diferencias?... siempre creí que temías discutir y por eso siempre te dije que necesitabas una mujer gomero que coincidiera siempre contigo. Disentir no es un problema, siempre y cuando seamos capaces de llegar a acuerdo. Al parecer nunca logramos eso.
Lo peor de todo esto es que, en el fondo de mi corazón, sigo creyendo que ibas a caminando a crecer y superar esos defectos. Quizás soy demasiado inocente y tengo una fe demasiado grande en la gente, especialmente en la que amo. Otros usarían improperios para definir mi ingenuidad, pero quiero seguir creyendo que peco de buena persona y no de otra cosa.
Como concluí ayer, pese a la pena y el dolor, pareciera ser que esto fue lo más coherente y lógico; definitivamente el calificativo "lo mejor" está fuera de lugar.
Y he comenzado el duelo. Lo que me parece gracioso es que no siento estar llorando su muerte, sino la mía. Es como si pudiera ver como segundo a segundo algo de mi se evapora y me voy quedando vacía, sintiendo la presión de llenar ese vacío con nuevas decisiones y elecciones.
"Prohibido tomar decisiones", dijo mi psicólogo, porque en este momento "estás en la trinchera evitando que te mate una bomba", nada más, en plena crisis. Es verdad, no estoy muy clara como para decidir nada, pero eso de todos modos agobia.
Después de consagrar siete años de mi vida a construir los cimientos de lo que esperaba sería el resto de mi vida, ahora me encuentro picando ladrillo a ladrillo esos pisos que construímos juntos para descubrir quien soy y que quiero. Es muy raro.
¿De qué sirve todo esto? Según yo, solo analizando el pasado podemos construir un mejor futuro y lo único que quiero ahora es dejar la pena atrás y volver a sonreir de verdad. No quiero volver a dejar que el miedo me impida tomar decisiones, no quiero que el amor me impida ver con claridad, no quiero sentir que mi vida entera se desmorona porque aposté demasiado sin estar segura...no quiero volver a sentir que me dejaron atrás porque en realidad no fui tan importante como yo pensaba.
La verdad, desearía apagar la luz y bajarme del escenario, pero como eso no se puede, por ahora me dedico a sobrevivir para ver si puedo volver a vivir.

miércoles, 20 de abril de 2011

La carta que no te enviaré

Aunque sé que debería olvidarte y dar vuelta la página, no he podido hacerlo. La verdad es que, pese a los innumerables problemas que tuvimos, las diferencias y dificultades de los últimos años, y de saber -racionalmente- que no vale la pena seguir intentándolo por ahora, no puedo dejar de amarte y de sentir, en el fondo del corazón, que mi vida sería mejor a tu lado.
Cuando supe que ya habías dado vuelta la página y estabas en otra relación, de verdad me quise morir. Sé que me dirías que soy una exagerada, que nadie se muere de pena y que -como siempre dijiste- mi vida debería ser mejor sin ti.
La verdad es que no sabría explicarte bien porqué me quiero morir. A ratos me cuestiono como pudiste olvidar 7 años en 4 meses, olvidar que nos íbamos a casar (teníamos fecha tentativa, si no lo recuerdas), que ya llevábamos años discutiendo como se iban a llamar los niños y muchas cosas más. Después, me siento reemplazable, una pololita más en la larga lista que, de seguro, habrá en tu vida. También me da rabia conmigo misma por seguir enamorada de alguien que ya me olvidó y seguir creyendo en una relación que, sin duda, para ti no tiene presente ni futuro.
Quizás influye que tú decidiste terminar con esto y que, por lo mismo, debes haber estado varios meses pensando en que ya no eras feliz con lo nuestro. Eso también me duele, no haberme dado cuenta, haber sido tan ciega.
Por supuesto que me pregunto esas cosas patéticas e infantiles que los celos provocan. ¿Es más linda que yo? ¿te besa como yo? ¿sientes con ella lo mismo que sentías conmigo? ¿Ya lograste sentir esa magia que sentíamos juntos? Pero esas preguntas no vale la pena hacérselas, principalmente porque no quiero escuchar las respuestas, que seguramente no me harán feliz.
También he tenido la tentación de pensar que me amas tanto y que la distancia y la soledad te tienen tan mal, que no pudiste solo con esto y buscaste a alguien para olvidar. Pero eso es seguir creyendo que me amas y la verdad eso no es bueno...por algo estás con otra.
Pensé en mandarte esta carta por mail, pero consideré que era una pésima idea. Ayer, ignorando que habías perdido el celular -o por lo menos eso decía tu muro en Fb- te llamé, pero después de dos tonos el celular fue apagado, ya sea que lo tengas tú, ella o te lo hayan robado.
No, en el fondo nunca me convencí que esto había terminado. Me sabía sola, sabía que ahora no era posible volver, pero supongo que estaba esperando que pasara el tiempo para volverlo a intentar o, lo que era lo mejor según todos, se me acabara el amor y así seguir adelante.
Y, aunque no lo creas, también he buscado mis errores. Me he cuestionado mucho porqué nunca accedí a irnos a vivir juntos, porque no entré en la lógica de hacer una familia y porqué pospuse nuestro matrimonio tanto tiempo. Sé que muchos dirán que éramos chicos, que no teníamos pega y mil cosas más, pero ahora que miro hacia atrás creo que pudimos hacer algo hace mucho tiempo. Obviamente también me pregunto porqué no fuiste más paciente y te acomodaste a mi ritmo, pero esa pregunta está demás ahora que estás en Iquique empezando una nueva vida.
¿Sabes qué fue lo peor? Después de que supe algo más de ella, descubrí que era perfecta para ti. Y eso me dolió. Unos años mayor, con trabajo, científica, seguramente más apurada que yo en formar familia. Por lo que se lee es amorosa y te adora. De verdad que no sabes como duele pensarte con ella.
Ahora escribo estas líneas porque necesitaba decir todo esto que me ahoga, porque estoy tratando de dejar de llorar y porque espero que después de esto ptengo pendientes por miedo a avanzar.
Lo diplomáticamente correcto sería desearte suerte, pero la verdad es que no me nace, porque si pudiera hacer las cosas como las siento, ya estaría en Iquique putéandote primero por haberme sacado tan rápido de tu vida y luego tratando de envolverte en un beso y un abrazo para ver si podemos salvar esto. Pero no, no puedo ni debo hacerlo.
Quisiera no pensar más en esto, quisiera dejar de amarte de pronto para que deje de doler...también quisiera ser más valiente para terminar con esto (sí, no sirvieron de nada esas conversaciones en el parque, cuando tratabas de ver que había bajo los parches de mis muñecas)...
Ahora funciono como autómata porque me da cargo de conciencia echarme a morir y transformarme en una preocupación para mis padres y un par de amigos (supongo).
Todavía cuando, de pronto en medio de la jornada, recuerdo que estás con otra a tu lado se me paraliza el corazón unos segundos, siento el estómago vacío y un hielo horroroso recorre mi espalda. Y empieza nuevamente la rueda de preguntas mentales.
Trataré de quedarme con las conclusiones que he sacado a lo largo de estos meses. Que queremos cosas distintas en estos momentos de la vida, que lo intentamos hasta el punto de hacernos daño, que te ame (y sigo haciéndolo, lamentablemente) con cada átomo de mi cuerpo, que fui inmensamente feliz a tu lado y que espero tú también lo hayas sido. No, no podríamos estar juntos otra vez, no ahora, creo.
Te amo, de verdad, y espero con todas mis fuerzas dejar de amarte para poder ver con claridad y seguir adelante.
No tienes que decir nada, porque sé que ese es tu estilo y porque, la verdad, ya no espero nada.
Suerte
Paulina