martes, 3 de abril de 2012

Divagaciones

Las cosas nunca volverán a ser iguales. Esa fue mi conclusión. Pensé que las vivencias, que nuevamente nos pusieron en escenarios inesperados, nos permitirían...no sé...la verdad es que no sé que esperaba.
La escena tuvo de dulce y agraz, como la mayoría de los episodios de la vida, pero después de disfrutar el momento, llegó el tiempo de la reflexión y la nostalgia se apoderó lentamente de mi. Se ha vuelto recurrente el interrogatorio interno después de los más cotidianos eventos, y aunque generalmente encuentro respuestas, esta vez me quedé paseando por mi memoria, sin preguntar ni responder demasiado.
Las conversaciones nocturnas entre mis diversos puntos de vista se están repitiendo más de lo esperado y constantemente se extendían hasta que un sueño acallaba la conversación.
Comienzo a pensar que debo retomar mi actitud ejecutora, abandonada meses atrás. Porque siempre ha sido necesario pensar y repensar las cosas antes de actuar, pero tengo el vago recuerdo de que, en algún momento, fui más valiente, más arrojada. Estoy demasiado abocada al diálogo.
Hoy quisiera parar el tiempo un rato y tenderme en un parque a pensar. Quisiera tener una conversación con alguien que fuera una buena contraparte, que me cuestionara, que me hiciera pensar, que me aconsejara. Incluso una muestra de afecto al final de la conversación sería positivo, con o sin una buena conclusión entre las manos.
Pero no. Al mismo tiempo creo que no existe esa contraparte ni tampoco la posibilidad de tenderme en un parque a pensar. Tengo que, sobre la marcha, al mismo tiempo que vivo mis días, pensar y decidirme a actuar. Más de alguien me diría que para eso soy mujer y que tengo que poder mascar chicle y subir la escalera el mismo tiempo.
Hay algunas decisiones tomadas, pero me falta el valor para ejecutarlas. Hay otras situaciones que aún debo procesar. Otras que debo asumir y aprehenderlas. Quizás debería poner las cosas en una lista y...no, no voy a caer otra vez en lo mismo.
Definitivamente las expectativas me jugaron una mala pasada y como no seguí mi estrategia de esperar siempre lo peor para estar preparada para todo, ahora me encuentro sin entender mucho lo que pasó ni menos lo que podría pasar.
Lo malo de todo esto es que comienzo a hacerme preguntas que no me hacía hace ya mucho tiempo. Vuelven a aparecer temores que creí aplacados, surgen angustias que pensé había superado, reaparecen nostalgias indeseadas. He avanzado menos de lo que pensaba.
Lo bueno, creo que voy por buen camino, efectivamente desentumeciendo mi vida y comenzando a avanzar. Falta claridad, aún no hay un norte totalmente claro, pero comienzan a visualizarse algunas certezas que me permiten dar pequeños pasos.
Las cosas no volverán nunca a ser iguales. Lo más probable es que ni siquiera se parezcan a lo que fueron. Seguramente habrá escenas nuevas e inesperadas. Y la ansiedad y el temor se apoderan de mi al no ver el futuro.
Como me acuerdo de algunos amigos e importantes personajes que se bajaron de esta historia cuando empiezo a dar manotazos de ahogada porque no sé que pasará mañana. Maldito sea el día en que me enseñaron a proyectarme, usar una agenda, hacer una carta gantt.
Si algo he tratado de aprender estos últimos años es que no sirve de nada hacer demasiado planes. Las expectativas juegan malas pasadas y las infinitas probabilidades que surgen entre lo que deseamos, lo que podría ser y lo que hacemos, finalmente hacen que uno se estrelle contra una realidad totalmente inesperada.
A ratos siento que no había crecido ni madurada nada, que simplemente tengo la capacidad de enfrentarme exitosamente a nuevos escenarios, pero que en el fondo seguía siendo la niña inocente y soñadora de los 11 años. Y de pronto me he visto obligada a ser una mujer, con problemas y penas de adulta, con miedos e inseguridades de adolescente, con sueños e ilusiones de niña, y con la soledad propia de la gente grande. Uno nace solo y muere solo, dice mi papá.
Las cosas nunca volverán a ser como antes. El futuro seguramente no será como lo espero. Las cosas tardarán más de lo anhelado. Todo costará más de lo deseado. Las cosas nunca volverán a ser iguales.

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