sábado, 15 de enero de 2011

Redefinición indefinida

Acabo de editar mis notas anteriores para que sean legibles con la nueva plantilla que puse en mi blog y descubrí que en más de una ocasión definí para que utilizaría este espacio. Me sorprendí -honestamente- de los variados giros que he tenido en estos últimos años.
Debido a los últimos acontecimientos en mi vida he pensado bastante, encontrando definiciones autoimpuestas en mi actuar, reglas para diversas circunstancias, además de un sinnúmero de sueños, frustraciones y alegrías en mi camino. Podría decirse que es lo normal, pero definitivamente he puesto énfasis en los márgenes de acción.
Lo que vi reflejado en mis entradas -las definiciones de uso de este espacio- muestran que me he esmerado por controlar las circunstancias a toda costa (en mi antiguo blog escribí algo sobre las circunstancias y desde ese día -aunque no recuerdo el contenido de la entrada- adoro esa palabra).
¿Con qué fin hice eso? Mi psicólogo diría que es mi perfil de carácter obsesivo que necesita tener todo bajo control para disminuir los niveles de ansiedad, pero de forma menos técnica y a mi modo de ver, simplemente me gusta saber a dónde pisaré para avanzar.
Pero por ahora me cuesta mirar al futuro. Y no lo digo en el sentido de creer que lo hay, sino que no me veo en el, porque con suerte me encuentro en el presente, además de haber comprobado empíricamente que mis métodos de control sirven de nada. Pero pese a eso, quiero creer que esta es una oportunidad para ser más feliz.

Y si considero este quiebre como un comenzar, una nueva oportunidad, mi única obligación para conmigo es tomar esa chance. Qué significa eso por ahora no es claro, pero a ratos siento que tampoco es necesario que llegue esa claridad.
Muchas veces me han dicho que soy cuadrada y, efectivamente, hay "cuadradeces" que no abandonaré, como la de mi manejo financiero. Pero siento que puede ser útil liberarme de algunos temores y esquemas.
Por eso mismo, he decidido que este espacio no tendrá un fin específico. Qué encontrarán será algo tan indeterminado como que escribiré o publicaré y, por tanto, dependerá de ese futuro que no somos capaces de controlar, aunque lo planeemos todo.
Quizás es la primera lección que aprendo de esto, porque pese a que tracé con delicadeza cada movimiento de lo que tuve, no pude controlar un millar de factores que finalmente hicieron que mi hermoso bosquejo de una vida quedara arruinado.
En esa misma línea es que, hace unos días, con una amiga recordamos las muertes de los seres queridos -ella de su padre y yo de mi abuelo- y verbalizamos lo que esos momentos nos hicieron cuestionarnos. Ella se cuestionó la volatilidad de la vida y yo la capacidad coartadora de la muerte. En el fondo apuntábamos a lo mismo, como de un momento a otro cambian las circunstancias sin que puedas hacer nada, absolutamente nada.
Después de esa conversación es que vi con mayor claridad a lo que me estaba enfrentando. Porque hacer un duelo suena como a llorar lo que perdiste (o así lo plantea la gente), pero en realidad es llorar por lo que no tendrás. En mi caso, porque todos esos proyectos y planes fina y meticulosamente planeados jamás se realizarían, y el matrimonio, los viajes, los hijos y demases nunca llegarían.
La respuesta más reiterativa es que no era el momento y fue muchos mejor ahora que después de que todo eso pasara, pero eso no es algo aplicable en realidad. Efectivamente no es lo mismo deshacer un noviazgo que un matrimonio con hijos (principalmente porque hay más involucrados), pero siempre habría planes que quedarían truncados y eso es lo que en alguna medida se llora.
Lo que viví no se irá de ninguna forma y aunque hoy me cueste reconocerlo, crecí, aprendí y descubrí muchas cosas que sola o con otro jamás habría encontrado. Pero ya no podré, de ninguna forma, vivir lo que íbamos a vivir juntos, porque ya no hay un nosotros y ahí está el origen de la pena.
Sé que dirán que estoy loca, que es increíble como me gusta calentarme la cabeza y que hasta esta entrada se parece más a una de Bar que a una mía. Solo puedo decir que en estos momentos es difícil frenar al cerebro y que, como dice Shrek, es mejor afuera que adentro.
En resumen, trataré que esta incertidumbre perdure en el tiempo y me de así más libertad en el futuro. Espero que así mi vida sea más fácil, me haga más feliz y me evite un episodio como este nuevamente...aunque mientras haya un otro involucrado -y eso ocurrirá siempre porque no vivo sola en el mundo- nunca se sabrá el final de la historia.
Y eso se verá reflejado en este espacio que, como ven, se transformará en un revoltijo de emociones, palabras, imágenes y sonidos que me permitirán elaborar mis ideas y dar el siguiente paso...quien sabe hacia donde.

2 comentarios:

Danimona dijo...

Definitivamente es un agrado leer esto. Me alegra saber que todo en la vida sirve para aprender y que tú estás logrando caminar y ver y sentir para seguir avanzando.

Esperaré cada entrada de este espacio y disfrutaré su diversidad.

Nunca dejes de luchar!
Te adoro!
Mona.

Anónimo dijo...

Cada cosa que nos pasa siempre pasa por algo... porque tenia que ser asi pero de todo lo que nos pasa primero hay que aceptarlo y es asi como aprendemos, la vida es un cosntante aprendizaje, de cosas que nos gustan y otras no tanto.... suerte amiga.
Te Quiero mucho aunque no estemos cerca.

Se que eres una gran luchadora
Besos !!!

Marce.