martes, 26 de abril de 2011

¿Me dediqué a perderte?

También estoy de acuerdo con que el título no es bueno, pero el otro día escuchado el tema de Alejandro Fernández que lleva ese nombre me puse a pensar un poco en ese "concepto".
No, no estoy justificando sus errores, porque cometió mucho y definitivamente no era todo lo que yo busaba (aunque ahora no sé que busco), pero yo seguía enamorada e ilusionada, pensando que todo cada día sería mejor. Al parecer, yo no vi muchas señales que él me dio, detalles que sumados lo fueron desencantando y, de apoco, alejando de mi.
Quizás esa crisis del 2009 fue el inicio de todo. ¿Se acordará porqué discutimos? La verdad es que yo no recuerdo el motivo, pero recuerdo que estuvimos unas dos semanas distanciados y que, por mi constante y estúpida curiosidad revisé su correo y descubrí unos mails a una ex compañera de universidad. Sí, dos semanas separados y ya tenía intenciones de salir con alguien más.
Me sentí traicionada y me junté con él para cobrarle sentimientos, decirle que era un estúpido, que ni siquiera habíamos terminado y estaba buscando a otra...quizás no fue nada, pero para mi pesó lo mismo que cualquier infidelidad y él lo entendió así.
La verdad, ahora que miro hacia atrás, no sé porqué decidí volver a intentarlo en ese momento. Tenía rabia y desconfianza, sentía que en cualquier momento podría dejarme, preferir a otra...los que me conocen saben que nunca he tenido buen autoestima y, por supuesto, este episodio no ayudó. Pero lo amaba, veía en sus ojos algo que no creí -y aún me cuesta creer- podría encontrar en otra mirada. Decidí seguir.
¿Por qué decidiste seguir tú conmigo? Me encantaría preguntarte ese tipo de cosas, tener esa conversación que nunca nos permitiste tener y despedirnos con las ideas claras. Pero ya entendí que no es posible. Supongo que verme te despertaría las rabias y dolores del pasado, ese pasado que para mi sigue siendo presente y que para ti quedó atrás en el momento en que iniciaste una nueva relación.
Entonces, "porqué no te llené de mi cuando aún había tiempo; porqué no pudé comprender lo que hasta ahora entiendo, que fuiste todo para mi y que yo estaba ciego..." como dice la letra de la canción.
Quizás me sentía demasiado segura de lo nuestro. Cada día había más y nuevos planes, el futuro parecía más cercano y concreto... jamás pensé que abandonarías todo eso.
Fui ciega y temerosa, esa es mi conclusión. ¿Para que sirve? Para en un futuro, que ahora veo lejano, no volver a repetir estos errores, sea quien sea quien me acompañe.
Pero también entendí que siempre hizo lo mismo y que tampoco lo dimensioné. Siempre que hubo un problema prefirió dejarlo pasar, ignorarlo, no verbalizarlo o simplemente terminar con todo por no sufrir, por no enfrentar. No sé si es cobardía, falta de amor o de compromiso, pero efectivamente cada vez que tuvimos una crisis, de esas crisis de verdad, quiso dar un paso al costado y fui yo quien lo busqué porque creí en este amor hasta el último segundo que estuvimos juntos...y quizás hasta mucho después.
Eso me reafirma la ceguera, que no solo no vi mis errores, sino que tampoco vi en su real dimensión sus actitudes.
Y después vinieron otras crisis, otras discusiones, otros términos por peleas puntuales que terminaban en catástrofes porque se había guardado mil cosas...¿no confiabas en mi que no me decías las cosas? ¿no estabas dispuesto a enfrentar las diferencias?... siempre creí que temías discutir y por eso siempre te dije que necesitabas una mujer gomero que coincidiera siempre contigo. Disentir no es un problema, siempre y cuando seamos capaces de llegar a acuerdo. Al parecer nunca logramos eso.
Lo peor de todo esto es que, en el fondo de mi corazón, sigo creyendo que ibas a caminando a crecer y superar esos defectos. Quizás soy demasiado inocente y tengo una fe demasiado grande en la gente, especialmente en la que amo. Otros usarían improperios para definir mi ingenuidad, pero quiero seguir creyendo que peco de buena persona y no de otra cosa.
Como concluí ayer, pese a la pena y el dolor, pareciera ser que esto fue lo más coherente y lógico; definitivamente el calificativo "lo mejor" está fuera de lugar.
Y he comenzado el duelo. Lo que me parece gracioso es que no siento estar llorando su muerte, sino la mía. Es como si pudiera ver como segundo a segundo algo de mi se evapora y me voy quedando vacía, sintiendo la presión de llenar ese vacío con nuevas decisiones y elecciones.
"Prohibido tomar decisiones", dijo mi psicólogo, porque en este momento "estás en la trinchera evitando que te mate una bomba", nada más, en plena crisis. Es verdad, no estoy muy clara como para decidir nada, pero eso de todos modos agobia.
Después de consagrar siete años de mi vida a construir los cimientos de lo que esperaba sería el resto de mi vida, ahora me encuentro picando ladrillo a ladrillo esos pisos que construímos juntos para descubrir quien soy y que quiero. Es muy raro.
¿De qué sirve todo esto? Según yo, solo analizando el pasado podemos construir un mejor futuro y lo único que quiero ahora es dejar la pena atrás y volver a sonreir de verdad. No quiero volver a dejar que el miedo me impida tomar decisiones, no quiero que el amor me impida ver con claridad, no quiero sentir que mi vida entera se desmorona porque aposté demasiado sin estar segura...no quiero volver a sentir que me dejaron atrás porque en realidad no fui tan importante como yo pensaba.
La verdad, desearía apagar la luz y bajarme del escenario, pero como eso no se puede, por ahora me dedico a sobrevivir para ver si puedo volver a vivir.

2 comentarios:

Ambar Núñez dijo...

El texto es bastante largo y creo no haberlo retenido todo así que para no perderme intentando analizar toda la cuestión, voy a pescar sólo las sensaciones que me dejó:

Siento que te estás culpando mucho, estás haciendo lo mismo que hiciste durante toda tu relación. Ver tu propia paja y no la que reside en el ojo ajeno. La costumbre de que tu ex no hiciera nada, te adaptó a esa pasividad suya y ahora, incluso cuando la relación ya no existe, sigues haciendo lo mismo. Amiga yo no quiero ser así de dura, pero te estás torturando. No te digo que no lo hagas porque los mecanismos que uno usa en períodos de pena no son muy manejables en realidad, sobre todo al principio. Que quede claro sí que no comulgo con el que veo estás usando. Más allá de que yo en algún momento haya (o no) hecho lo mismo. Uno siempre hace weas absurdas y sobre todo poco sanas en lo que parece una suerte de compulsión a ahondar las heridas y sufrir de una forma insufrible. Redundancia absolutamente justificada.

Yo creo que la anestesia de los pensamientos es una necesidad en gente pensona y wevona como nosotras. Pero no hay una receta al respecto. Lo que mejor me ha resultado a mí es acostumbrarme a mis pensamientos. Puedo pasar horas (días enteros, sé que no suena sano) a solas con mi flujo mental. Es para volverse loca. Pero cuando te acostumbras a eso, muy pocas cosas pueden llegar a perturbarte. Tienes que atreverte a concebir todas las ideas que tu mente sea capaz de producir. Sólo con ello (yo, al menos) dejarás de sentir el casi mortal peso de tus ideas tristes y culposas. Y entonces, deshacerte de ellas para dar paso a momentos mejores estará a la vuelta de la esquina.

He disvariado todo el rato, pero espero haber contribuido un poco. Mucho ánimo. Intenta torturarte lo menos posible. De todas maneras aprenderás a entenderte. Luego, los errores de cualquier otro serán cada vez menos importantes. Tú sólo puedes encargarte de los tuyos. Y los tuyos, en cualquier relación de 2, no pueden tener más de un 50% de la responsabilidad de todo lo que ocurre. Es matemática básica.

Ánimo.
Te Re Quiero

Morgana dijo...

Supuse que esa sería la interpretación general, pero no le quito ningún grado de responsabilidad. Quizás yo no dejé de amarlo, pero en los últimos años, cuando pasábamos a la vida adulta y la relación debía ser más concreta, nunca supo darme lo que yo buscaba para dar más pasos de los que di. Y huyo de los problemas una y mil veces, al punto que después de 7 años de relación no nos dio la oportunidad de conversar. Sí, se equivocó millones, pero no gana nada con analizar sus errores, porque esos no los puedo cambiar. En cambio, estoy tratando de revisar todo para aprender de lo que paso y avanzar. Es loco quizás, pero después de todo, no me torturo tanto escribiendo y pensando estas cosas, en realidad cada día me siento mejor, entendiendo que -pese a la pena- esto fue lo más coherente que podía pasar.
Besos!