miércoles, 20 de abril de 2011

La carta que no te enviaré

Aunque sé que debería olvidarte y dar vuelta la página, no he podido hacerlo. La verdad es que, pese a los innumerables problemas que tuvimos, las diferencias y dificultades de los últimos años, y de saber -racionalmente- que no vale la pena seguir intentándolo por ahora, no puedo dejar de amarte y de sentir, en el fondo del corazón, que mi vida sería mejor a tu lado.
Cuando supe que ya habías dado vuelta la página y estabas en otra relación, de verdad me quise morir. Sé que me dirías que soy una exagerada, que nadie se muere de pena y que -como siempre dijiste- mi vida debería ser mejor sin ti.
La verdad es que no sabría explicarte bien porqué me quiero morir. A ratos me cuestiono como pudiste olvidar 7 años en 4 meses, olvidar que nos íbamos a casar (teníamos fecha tentativa, si no lo recuerdas), que ya llevábamos años discutiendo como se iban a llamar los niños y muchas cosas más. Después, me siento reemplazable, una pololita más en la larga lista que, de seguro, habrá en tu vida. También me da rabia conmigo misma por seguir enamorada de alguien que ya me olvidó y seguir creyendo en una relación que, sin duda, para ti no tiene presente ni futuro.
Quizás influye que tú decidiste terminar con esto y que, por lo mismo, debes haber estado varios meses pensando en que ya no eras feliz con lo nuestro. Eso también me duele, no haberme dado cuenta, haber sido tan ciega.
Por supuesto que me pregunto esas cosas patéticas e infantiles que los celos provocan. ¿Es más linda que yo? ¿te besa como yo? ¿sientes con ella lo mismo que sentías conmigo? ¿Ya lograste sentir esa magia que sentíamos juntos? Pero esas preguntas no vale la pena hacérselas, principalmente porque no quiero escuchar las respuestas, que seguramente no me harán feliz.
También he tenido la tentación de pensar que me amas tanto y que la distancia y la soledad te tienen tan mal, que no pudiste solo con esto y buscaste a alguien para olvidar. Pero eso es seguir creyendo que me amas y la verdad eso no es bueno...por algo estás con otra.
Pensé en mandarte esta carta por mail, pero consideré que era una pésima idea. Ayer, ignorando que habías perdido el celular -o por lo menos eso decía tu muro en Fb- te llamé, pero después de dos tonos el celular fue apagado, ya sea que lo tengas tú, ella o te lo hayan robado.
No, en el fondo nunca me convencí que esto había terminado. Me sabía sola, sabía que ahora no era posible volver, pero supongo que estaba esperando que pasara el tiempo para volverlo a intentar o, lo que era lo mejor según todos, se me acabara el amor y así seguir adelante.
Y, aunque no lo creas, también he buscado mis errores. Me he cuestionado mucho porqué nunca accedí a irnos a vivir juntos, porque no entré en la lógica de hacer una familia y porqué pospuse nuestro matrimonio tanto tiempo. Sé que muchos dirán que éramos chicos, que no teníamos pega y mil cosas más, pero ahora que miro hacia atrás creo que pudimos hacer algo hace mucho tiempo. Obviamente también me pregunto porqué no fuiste más paciente y te acomodaste a mi ritmo, pero esa pregunta está demás ahora que estás en Iquique empezando una nueva vida.
¿Sabes qué fue lo peor? Después de que supe algo más de ella, descubrí que era perfecta para ti. Y eso me dolió. Unos años mayor, con trabajo, científica, seguramente más apurada que yo en formar familia. Por lo que se lee es amorosa y te adora. De verdad que no sabes como duele pensarte con ella.
Ahora escribo estas líneas porque necesitaba decir todo esto que me ahoga, porque estoy tratando de dejar de llorar y porque espero que después de esto ptengo pendientes por miedo a avanzar.
Lo diplomáticamente correcto sería desearte suerte, pero la verdad es que no me nace, porque si pudiera hacer las cosas como las siento, ya estaría en Iquique putéandote primero por haberme sacado tan rápido de tu vida y luego tratando de envolverte en un beso y un abrazo para ver si podemos salvar esto. Pero no, no puedo ni debo hacerlo.
Quisiera no pensar más en esto, quisiera dejar de amarte de pronto para que deje de doler...también quisiera ser más valiente para terminar con esto (sí, no sirvieron de nada esas conversaciones en el parque, cuando tratabas de ver que había bajo los parches de mis muñecas)...
Ahora funciono como autómata porque me da cargo de conciencia echarme a morir y transformarme en una preocupación para mis padres y un par de amigos (supongo).
Todavía cuando, de pronto en medio de la jornada, recuerdo que estás con otra a tu lado se me paraliza el corazón unos segundos, siento el estómago vacío y un hielo horroroso recorre mi espalda. Y empieza nuevamente la rueda de preguntas mentales.
Trataré de quedarme con las conclusiones que he sacado a lo largo de estos meses. Que queremos cosas distintas en estos momentos de la vida, que lo intentamos hasta el punto de hacernos daño, que te ame (y sigo haciéndolo, lamentablemente) con cada átomo de mi cuerpo, que fui inmensamente feliz a tu lado y que espero tú también lo hayas sido. No, no podríamos estar juntos otra vez, no ahora, creo.
Te amo, de verdad, y espero con todas mis fuerzas dejar de amarte para poder ver con claridad y seguir adelante.
No tienes que decir nada, porque sé que ese es tu estilo y porque, la verdad, ya no espero nada.
Suerte
Paulina

No hay comentarios: