lunes, 31 de octubre de 2011

Mi manía de pensar demasiado

Los últimos acontecimientos en mi vida, que no digamos han sido demasiados, me hicieron notar los cambios en mi forma de ser de estos últimos meses.
Aunque ahora creo que hace unos 12 meses atrás estas actitudes fueron errores, hoy me cuesta no actuar con la espontaneidad e impulsividad de antaño. Al ser quien siempre posibilitaba los pasos, la que daba pie al diálogo, la que se comía la bronca para ver si se podía seguir; terminé por forzar los hechos y perdí la honestidad del actuar de los otros. No quiere decir, necesariamente, que me hayan mentido, pero uno actúa distinto cuando se le facilita el escenario.
Entonces, ahora estoy buscando que el esfuerzo sea más compartido en mis relaciones humanas. Y en el plano general ha funcionado, en el amistoso creo que las cosas ya eran así hace un tiempo...pero en el plano "amoroso" -por ponerle un título- no logro fluir con la misma naturalidad. Quizás, como decía una buena amiga hace unos días atrás, los sufrimientos no hacen más fríos y terminamos por pensar más que sentir.
Así es que estoy ahogada. Quisiera decir muchas cosas, especialmente a un par de personas, pero no me termino de animar porque quisiera ver como reaccionan en frío, sin "ayuda". Uno de ellos sé que seguirá guardando la distancia y terminará por diluirse de mis recuerdos hasta ser simplemente una silueta dulce del pasado. Seguramente es mejor que sea así, pero a ratos me gustaría verlo, escucharlo, conversar...compartir un capuccino -o un café helado, considerando la estación del año- y aclarar lo que nos pasó. Pero el pánico que me provoca enfrentarlo me mantiene en mi lugar, en silencio.
Con la otra persona, creo que si no me estuviese autoprovocando esta situación de ahogo al guardar silencio, las cosas serían más fáciles. En este caso hay menos sentimientos involucrados y el problema pasa por tratar de obtener actitudes espontáneas y naturales de su parte. Pero en ese esfuerzo, en esa postura de no hacerle las cosas tan sencillas, he comenzado a notar como me atraganto y se ha hecho patente el cambio en mi.
Hace varios meses escribí sobre el duelo que estaba haciendo por la muerte de esa mujer inocente, romántica y casi infantil que era, pero aún no tenía noción de que mujer sería la que nacería de entre esas cenizas.
Pese al dolor y las pruebas enfrentadas, creo no haber cambiado tanto. Comencé a vivir algunas experiencias que no tuve oportunidad antes, por ser demasiado niña, luego por estar mucho tiempo emparejada; también dejé atrás algunos prejuicios, pero en esencia renació la misma persona, con más experiencia. Pero uno de los cambios más notorios fue el autocontrol para no forzar los escenarios, guardar silencio en espera de que la contraparte hable primero, darme espacio para pensar ants de actuar, darle una segunda mirada a las cosas antes de tomar una decisión. Y así, en frío, suena sumamente positivo el cambio, un paso de madurez importante. Pero no es tan sencillo en la práctica, porque cuando hay emociones, sentimientos, sensaciones de por medio, el autocontrol es complicado, el guionista interno comienza a trabajar como si lo estuviesen presionando y entre el guardarse las cosas y tratar de controlar las ideas uno termina así, cómo yo, escribiendo incoherentemente en un blog para tratar de ordenar las ideas y autoconvencerme de que esto es lo mejor.
Pero como mi manía favorita es pensar demasiado, me cuesta aún acostumbrarme a este nuevo escenario autoimpuesto en pos de mejorar...crecer...
Y en este punto es cuando quisiera que las cosas fueran más fáciles, que estar sola doliera menos, que conocer a alguien fuera más fácil, que decirles las cosas fuera sencillo y que las consecuencias de mis actos fueran menos complejas...o que yo me pudiera tomar todo con más calma.
Ahora, como saben bien, mi querida cabecita no me facilita las cosas y los sueños, tan importantes en mi cotidianidad, siempre terminan por revolverme las ideas.
Como dije en un post anterior, estoy tratando de focalizarme en que los dos meses que quedan para terminar el año sean una preparación física y mental para una nueva vida, para cerrar el paréntesis que significó este 2011 y que el 2012 sea una nueva oportunidad. ¿Alguna idea para no perder el "norte"? ¿Alguna brújula mágica por ahí para encontrar mi norte y no detener el paso?
Solo espero que mi maraña de ideas no se transforme en un obstáculo...

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